Miercoles 16 de mayo de 2012
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El espionaje denunciado por la diputada Revollo en sus oficinas, además de las declaraciones del ministro Romero dando a conocer grabaciones de conversaciones telefónicas de la susodicha, se suman a la lista de desaciertos que gente del entorno gubernamental va cometiendo a lo largo de estos últimos años.
En medio de declaraciones y actitudes que tienden siempre a "ningunear" al adversario y a minimizar los conflictos sociales, ahora se suma esto. Tal parece que al agotarse o desgastarse los argumentos de tachar a la oposición de derechista, de neoliberal, de "gonista", de "oenegera", etc., ahora se entra en la guerra sucia total, invadiendo privacidades consagradas por la Constitución y por un elemental sentido común. Al parecer a partir de esto, tendremos que tener mucho cuidado al contestar o discar un teléfono, porque no sabemos lo que nos esperará a los pocos días u horas.
WATERGATE
En 1974, un presidente de una superpotencia mundial como es Estados Unidos tuvo que dimitir a su mandato, producto de un escándalo que pasó a la historia corno el bullado caso "Watergate", en alusión al edificio donde se grabaron cintas y se pusieron micrófonos, en una actitud reprochable y nada digna que la efectuó el partido Republicano contra el Partido Demócrata.
