Miercoles 16 de mayo de 2012
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Como describe el maestro Gabriel García Márquez, el periodismo es un oficio apasionante, pero al mismo tiempo peligroso según se comprueba con hechos lamentables que han truncado la vida de muchos profesionales de la materia en todo el mundo, con mayor frecuencia en nuestro continente y con alarmante frecuencia en nuestro país.
A dos meses de haberse lamentado la muerte de los hermanos Peñasco en la ciudad de El Alto, ambos comunicadores sociales que en el día trágico estaban comenzando su labor, fueron atacados y muertos. Días atrás y luego de cumplir su actividad, fallece otro periodista supuestamente víctima de un atraco, pues en sus restos se apreciaron muestras de violencia. Otro hecho dramático y otro comunicador victimado.
Realmente un oficio peligroso el de hacer periodismo en condiciones de inseguridad, sin garantías y sus practicantes librados a su suerte ante una ola delincuencial incontrolable o bajo alternativas de acervado odio en personas que buscan venganza en la violencia.
Sean cuales fuesen las causas, hay una víctima más que se suma a muchas otras que han afectado a comunicadores sociales en ejercicio y que si bien las investigaciones han permitido en algunos hechos encontrar culpables y ponerlos tras las rejas, afuera en las calles de las ciudades aún andan sueltos crueles y peligrosos asesinos que no vacilan al quitar la vida de sus víctimas.
Fuente: LA PATRIA