Viernes 28 de octubre de 2022

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noticiasambientales.com
Con sus flamencos rosas, sus playas de arena blanca y agua turquesa, parte de la costa oeste en Sudáfrica se convirtió en un campo de batalla entre empresas mineras y ecologistas temerosos de que estas explotaciones destruyan el lugar.
Diamantes, circonio y otros minerales se extraen desde hace décadas alrededor del estuario del río Olifants, que desemboca en el océano Atlántico a unos 300 kilómetros al norte de Ciudad del Cabo.
Pero los planes para expandir esta actividad generaron indignación entre surfistas, ecologistas y residentes de la región rural, que reaccionaron con demandas y peticiones.
??Es uno de los últimos sitios en Sudáfrica donde puedes ir a perderte?, dice el surfista Mike Schlebach, de 45 años, cofundador de la organización ecologista Protect the West Coast.
Saben que la mina Tormin, gestionada por la empresa australiana Minerals Commodities, obtuvo la autorización del gobierno para extender la actividad a diez playas más.
En junio, el Center for Environmental Rights (CER) consiguió que la justicia impusiera controles medioambientales más estrictos, aunque desconfían del cumplimiento de estos. La abogada de la asociación, Zahra Omar, asegura que ??podemos volver a los tribunales si la mina no respeta los términos? previstos.
El abogado de Minerals Commodities, Fletcher Hancock, declaró que ??la empresa se compromete a mejorar la situación social y económica de los sudafricanos? y a ??llevar a cabo sus actividades de manera sostenible y de forma ecorresponsable?.
Por su parte, dos ministerios del gobierno encargados de los recursos minerales y de los asuntos medioambientales no
respondieron.
MINERÍA
Con decenas de solicitudes de otras empresas mineras ya presentadas, los residentes próximos al estuario temen que las promesas de reducir los daños no se cumplan.