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Domingo 13 de mayo de 2012

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Cultural El Duende

EL MUSICO QUE LLEVAMOS DENTRO

13 may 2012

Fuente: LA PATRIA

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Paganini: violinista del diablo

Niccolò Paganini Bocciardo. Italia, Génova, 27 de octubre de 1782 - Niza, 27 de mayo de 1840. Virtuoso del violín cuyo talento fue adjudicado al accionar del diablo. Sus padres, Antonio Paganini y Teresa Bocciardo, recurrieron a recursos inimaginables para favorecer el talento del niño prodigio.

Estudió mandolina cuando tenía cinco años y a los siete comenzó a tocar el violín. Su primera aparición pública fue en 1891 donde ejecutó sus variaciones sobre La Carmagnole. Tuvo como maestros a Giovanni Servetto, Alessandro Rolla y Giacomo Costa. A los 15 realizó su primera gira profesional. Con dieciséis años ya era famoso, pero no supo dirigir su éxito porque bebía continuamente. Una dama desconocida lo salvó de esa vida licenciosa llevándolo a su villa donde aprendió a tocar guitarra y piano. Se enamoró de ella a pesar de ser bastante mayor que él, lo que estuvo a punto de hacerle abandonar la música. A pesar de ello, compuso varias obras que combinaban la guitarra con otros instrumentos.

De 1805 a 1813 fue director musical en la corte de Maria Anna Elisa Bacciochi, princesa de Lucca y hermana de Napoleón. En 1809 su gira por Europa le proporcionó una de las mayores fortunas de la época. En 1824 contrajo matrimonio con Antonia Bianchi de cuya unión nació su hijo Achille.

En 1833 terminó sus giras y se asentó en Italia. Ese mismo año, encargó a Héctor Berlioz un concierto para viola y orquesta: Harold en Italia, obra que jamás interpretó.

Paganini llegó a poseer cinco violines Stradivarius, dos Amati y un Guarnerius del Gesù de 1742 –su favorito– llamado Il Cannone, y que actualmente está expuesto en el Palacio Cívico de Génova.

Su salud deterioró debido a un cáncer de laringe que le hizo perder la voz, más aún por el tratamiento con mercurio que realizaba por recomendación de su médico para tratar otro mal.

Schumman y Liszt, emularon en el piano las artes del violinista. Entre otras, sus obras incluyen 2 conciertos para violín (el Opus 7 con el Rondó alla companella); variaciones (tal como God save the King) y piezas de concierto para violín y orquesta; 3 cuartetos de cuerda con partes de guitarra; 12 sostenidos para violín y guitarras y, 24 Capricci (estudios) para solo de violín.

Violinista del diablo

La técnica y adelantos musicales de Paganini asombraron tanto que se llegó a pensar que había influjo diabólico sobre él. El genio encerraba en su violín el alma de mujeres de hermosa voz. Su apariencia extraña lo justificaba. En sus apuntes aparecía frecuentemente una nota 13. Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con una de las cuatro cuerdas del violín. Sus espectáculos atraían por sus magistrales improvisaciones, aunque su relación con el público no siempre era la mejor. Se cuenta que una vez, tras la ovación de los asistentes y la solicitud de repetición, el genio hizo responder a su violín lo siguiente: Paganini no repite.

Una de las leyendas afirma que se vio condenado al presidio tras haber matado a un rival. Cuando se encontraba tras las rejas, pactó con el diablo entregándole su alma a cambio de libertad y de poseer la técnica perfecta en violín. Por otro lado, está la historia de alguien que aseguró haberlo visto postrarse delante del Maligno mientras afirmaba que su alma era suya a cambio de tocar como un ángel. Entonces se encendía una luz que cegaba, que concedía... No faltó quien aseguró haber visto al mismo demonio parado junto a él, ayudándolo en los movimientos difíciles.

Su popularidad creció tanto que siempre faltaban boletos para sus actuaciones y un tumulto de gente culta y del vulgo quedaba en trance, afuera del teatro. Paganini jamás negó las leyendas que le atribuían porque le divertían y hacían publicidad. Esta fama lo acompañaría hasta después de su muerte: primero no quiso ser asistido por un sacerdote y tras su fallecimiento, la iglesia le negó sepultura en el camposanto, por lo que el féretro deambuló de un lado a otro hasta 1845 en que la duquesa de Parma autorizó el enterramiento.

Tommaso Albinoni, el dilettanti

Tommaso Giovanni Albinoni (Italia, 1671-1751), fue un compositor del Barroco famoso por sus óperas pero mejor conocido por su música instrumental. Su padre era un rico comerciante de papel en Venecia, por lo que se valió con recursos propios que le libraron de recurrir a la iglesia o la nobleza. Así pasó a formar parte de los dilettanti del siglo XVIII, antecesores de los artistas independientes del Romanticismo.

El término diletante se usa como adjetivo para referirse a un conocedor de las artes, que cultiva un campo del saber, especialmente la música, o se interesa por él. También se usa como sustantivo y a veces en sentido peyorativo.

Torrefranca afirma que fue él quien introdujo el minué en la sinfonía. Bach escribió dos fugas sobre temas de Albinoni y utilizó sus bajos como ejercicios de armonía para sus pupilos.

Alrededor de 1740, asumiendo su fallecimiento, se publicó en Francia una colección de sus sonatas para violín, sin embargo, un archivo de la parroquia de San Bernabé afirma que murió a los 84 años debido a la diabetes. Parte de su obra se perdió durante el bombardeo a Dresde durante la II Guerra Mundial. Se le atribuye la composición del Adagio en sol menor, reconstruida a posteriori, en 1945 por el musicólogo italiano Remo Giazzoto y publicado en 1958, basado en fragmentos de un movimiento lento de una de sus sonatas a trío para cuerdas y órgano hallado entre las ruinas de la Biblioteca de Dresde. Sin embargo no existen pruebas de ello.

Obras: Ópera Zenobia, reina de los palmirenos y Opus 1(1694); Opus 2 (1700); suites Opus 3 (1701); Seis sonatas de iglesia para violín y violoncelo (1704); sonatas para solo y trío y, conciertos para violín y oboe (1705). Entre 1707 y 1722 aparecen 36 obras adscritas a la tradición del concerto grosso; seis Sinfonías (1735); seis sonatas para violín (1740) y; ópera Artamene (1741).

Fuente: LA PATRIA
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