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Domingo 13 de mayo de 2012

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Cultural El Duende

DESDE EL MIRADOR

Una celebración muy especial

13 may 2012

Fuente: LA PATRIA

Una celebración muy especial

En una justa valoración de uno de los trascendentes vehículos del conocimiento y de la comunicación entre los seres humanos se ha instituido, en 1964, el Día Mundial del Idioma, que celebramos el 23 de abril, al recordar la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, ocurrida en Madrid España, en 1616, el extraordinario escritor que nació en Alcalá de Henares, en 1547.

Se eligió esta fecha para tributar homenaje al célebre autor del Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que puesto a caminar para desfacer entuertos se lo conoce, casi en todo el mundo, como el caballero andante de la triste figura. La grandeza de El Quijote, acompaña otro de sus personajes, Sancho Panza y ambos adquieren gigantes dimensiones al simbolizar sus propios caminos que los llevan a Don Quijote de la fantasía a la cordura y el desengaño, en tanto Sancho verá germinar íntimamente ansias de generosidad y justicia.

Sin embargo, la magnitud de esa obra, por la que se evoca y ensalza al autor, no debe eclipsar el valor del resto de su producción literaria en la que ha hecho apreciar las virtudes del idioma y que las ha asimilado en novelas ejemplares, comedias y entremeses.

Y, cosas de la casualidad, en ese 23 de abril, también murieron otros dos grandes hombres de letras: William Shakespeare, (según el calendario español y no inglés que tenía diferencia de una semana) poeta y dramaturgo, considerado el más representativo de la poesía anglosajona, y por sus obras de teatro, comedias, tragedias y dramas históricos como el más grande escritor inglés. El otro es Garcilaso el Inca (Garcilaso de la Vega), escritor e historiador Peruano hijo del Conquistador Español Garcilaso de la Vega y de la princesa incaica Isabel Chimpo Ocllo, considerado como el padre de las letras del continente, por su obra reconocida como el punto de partida de la literatura hispanoamericana y su intento más logrado de salvaguardar la memoria de las tradiciones andinas.

Pero si bien el idioma ha valido para las galas de escribir con características como las que hemos apuntado, es útil e irremplazable en las cosas simples y complejas de la cotidianidad. En el diario vivir es, como alguien acuñó: nuestra riqueza principal en todos los órdenes. Y por eso es pertinente exigir para el idioma máxima ponderación, y sobre todo a los jóvenes que muchas veces no lo estiman y lo estropean; no sólo porque celebramos el día consagrado a sus valores, sino por su permanente adecuada conservación.

Acaso dirán algunos que éste es un criterio colonizador ahora que se ha puesto en boga la descolonización, y tal vez no falte algún fundamentalista que quiera erradicar el idioma español. Sería una solemne majadería, porque el vasto y rico idioma que hemos heredado tenemos la obligación de cuidarlo, enriquecerlo; sin menoscabar las lenguas nativas a las que debemos dar su lugar y de las que podemos aprender mucho, pero que no son las mejores herramientas para algunas luces del conocimiento actual, contemporáneo y moderno en ciencia, arte, cultura y otros del universo del que somos parte.

Dicho de esa manera parecería que sugerimos ser tan puristas en el lenguaje que lo deberíamos tener intocable e inamovible. Claro que el idioma es cambiante se acompasa al ritmo de una actualidad dinámica y sorprendente. Se modifica en sí con la evolución de los procesos con los que avanza la civilización. Con el alerta, eso sí, de evitar su degradación, de observar su degeneración y contribuir a que no ocurra el maltrato del idioma, especialmente en quienes tienen la obligación de hacerlo porque su tarea en la sociedad es de influencia, como quienes se desempeñan en medios de comunicación, en las aulas al cumplir la tarea docente y también en los hogares donde se tiene la responsabilidad de formar a los que les siguen en la vida.

Mario Castro. Periodista. La Paz

Fuente: LA PATRIA
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