Domingo 09 de octubre de 2022

Revista Dominical
En 1613 se inventó el traje de buzo para el rescate bajo el mar
09 oct 2022
Por: Xabier Armendáriz
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Desde la Antigüedad los hombres han buscado un modo de moverse por debajo del agua sin las limitaciones que impone la respiración. Aparte de los buceadores en apnea (a pulmón libre), se sabe que el ejército asirio tenía nadadores que respiraban a través de odres de piel de cabra, igual que los ??submarinistas? romanos llamados urinatores. Sin embargo, ninguno podía alcanzar grandes profundidades.
Fue en el siglo XVI cuando se ideó un sistema que permitía mantenerse largo tiempo en el fondo del mar.
Aparte de diseños visionarios como los de Leonardo da Vinci, los sistemas que se llevaron a la práctica tuvieron que ver con una necesidad específica que surgió a consecuencia del descubrimiento de América y del consiguiente incremento del tráfico marítimo: el rescate de mercancías y pertrechos de los navíos que naufragaban.
RECUPERAR CARGAMENTOS
DE GALEONES
La Corona española, entre otras, tenía interés en recuperar los cargamentos de los galeones de la Flota del Tesoro que se perdían por la acción de tormentas y huracanes.
Con este objetivo promovió todo tipo de diseños que se demostrarían eficaces. Protegió a los inventores con los ??Privilegios de invención? y exclusivos contratos de rescate.
Estas medidas incentivaron el desarrollo de multitud de equipos innovadores. En 1539, el capitán Blasco de Garay ofreció al emperador Carlos V un ??arte con que cualquier hombre pueda estar debajo del agua el tiempo que quisiere tan descansadamente como encima?.
UN BUZO EN EL PISUERGA
Poco después, en 1597, el navarro Jerónimo de Ayanz ganó una cédula de privilegio para utilizar en las Indias varios de sus inventos: unas gafas de buceo, contenedores de aire con boquilla y tubos con válvulas de purga y suministro desde superficie, que él mismo probó ante el rey Felipe III, sumergiéndose en el río Pisuerga durante una hora.