Se niegan a mejorar

En cuanto el alcalde paceño, Iván Arias, anunció el inicio del proceso de reordenamiento vehicular, los chóferes lo rechazaron y amenazaron con cercar la ciudad, lo cual es difícil de creer, puesto que toda persona racional estaría feliz de realizar mejoras para su lugar de nacimiento y sobre todo mejorar su labor diaria.

El proyecto de reordenamiento vehicular comprende un plan para evitar la obstaculización de la vía, creación de nuevas rutas para el Pumakatari consensuadas con los chóferes tradicionales, liberar de parqueos en las calles circundantes a 500 metros de la zona cero, reprogramación de los semáforos que no están bien cronometrados y reubicación de los bolardos o tubos de plástico, para ordenar mejor el tránsito de vehículos públicos y particulares.

Enhorabuena para los paceño cuando se logre ordenar el tráfico vehicular, ya que los chóferes, sobre todo de los minibuses, estacionan en cualquier parte, no respetan las paradas ni los carriles, forman embotellamientos y a veces ponen en peligro a los transeúntes, por lo que deberían reunirse con el alcalde y los técnicos encargados del plan para llegar a acuerdos por el bien de todos.

En cuanto a la ciudad de Oruro, urge también un plan de reordenamiento, no sólo vehicular, sino de comerciantes que, o bien se instalan en las calzadas o abren sus tiendas pero extienden sus negocios hasta la calzada, obligando a las personas a transitar, con peligro, por la calzada ya que las aceras están ocupadas con mercadería variada.

La ciudad se convierte en un caos, sobre todo en hora pico, porque sobre todo los minibusistas abusan del estacionamiento, formando un convoy de minibuses que se paran en medio de la calzada, para esperar a que se suban los pasajeros, formando largas filas de vehículos que aunque se �??sienten�?� en la bocina lo único que logran es una contaminación acústica.

Todas las líneas, de todos los colores y números pasan por las calles céntricas, lo que provoca tacos, trancadera o embotellamientos.

Además de perder valioso tiempo esperando a que se mueva el tráfico vehicular, se pone en peligro a los peatones, quienes para evitar los letreros o mercadería, que sacan muchos dueños de negocios, deben circular por la calzada, poniendo en riesgo su integridad física.

Por otra parte, el parque automotor de Oruro, sobrepasa el número de árboles plantados en la urbe, lo que nos da una idea de cuántos motorizados hay circulando por la ciudad, y sobre todo en el casco viejo, lo que ocasiona perjuicios en la circulación de vehículos y de peatones, además de arriesgar la vida de los transeúntes, por lo que nuestras autoridades ediles no deben tener miedo de encarar un proyecto como el que se tiene en La Paz, para minimizar riesgos, evitar atascos y brindar mayor comodidad tanto a conductores como a peatones, aunque los chóferes se nieguen a mejorar.