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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Reekie, mi gran colegio - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Con esas sentidas palabras que corresponden a estrofas del himno al Colegio Inglés Reekie, compuesto en letra y música por la profesora Esperanza Llanque Aranibar, rindo mi homenaje a la celebración del centenario del plantel educativo en el que transcurrió mi niñez.
De aquella etapa, tengo en la memoria a maestras y maestros que daban todo de sí por sus alumnos, también guardo recuerdos de misioneras y pastores que trabajaron arduamente en la tarea de difusión del evangelio.
Matilde Findlay fue un extraordinario ejemplo: alfabetizó y predicó en las tierras aledañas al lago Titicaca de La Paz y uno de sus logros palpables tiene nombre y apellido: Víctor Hugo Cárdenas, el primer vicepresidente indígena de Bolivia quien fue alumno suyo.
Asimismo recuerdo a Muriel Harrington, a Kathy Mahorman, a los esposos Thompson, a los esposos Emmy, a Beverly Switzer y otras y otros misioneros que incluso ofrendaron su vida.
El pastor Normand Dabbs fue apedreado a muerte en el camino a Melcamaya en el altiplano boliviano y en las selvas muchos misioneros fueron muertos a tiempo de evangelizar. Archivald Reekie, el fundador del colegio, también estuvo a punto de perder la vida por la misma razón.
Y en ese contexto de vocación, dedicación y sacrificio emergen asimismo, recuerdos de maestras y maestros queridos:
Matilde Velásquez y Clara Villazon, de kinder y primero básico, respectivamente, nos dieron los fundamentos del conocimiento y la fe y se encargaron de hacernos sentir aceptados y comprendidos.
En segundo básico, mi profesora fue mi mamá, Esperanza, y no se crea que por ello me salvé de hacer tareas o de no estudiar. Ella fue maestra de cientos de orureños del Reekie y de La Salle, así como compositora, declamadora y columnista del periódico La Patria.
Olga Lazcano de Rojas, eximia cantante, soprano de registro y maestra de tercer grado, hizo algo inolvidable: lograr que todos los lunes, cada alumno tuviera cinco minutos para contarle al curso algo interesante que hubiese leído durante la semana.
Nos ponía al frente y desde allí, pequeños como éramos, nos hacíamos enormes y seguros, si no habíamos leído nada, nos pedía cantar o declamar. Además, en intervalos de cualquier materia, nos enseñaba cómo lavarnos los dientes o como utilizar cubiertos.
Marcial Goytia fue maestro de cuarto básico y aunque fue muy estricto, a él le debemos haber desarrollado un espíritu competitivo para el futuro.
Desde la otra perspectiva: desde la dulzura y la solidaridad, Delia Pinto fue la maestra de quinto grado y la confidente de todos. Ella y sus hermanas dedicaron sus vidas a la enseñanza.
Luz Llanque Aranibar, subdirectora y luego directora del colegio, forjó también varias generaciones y fue condecorada con el Cóndor de los Andes. Estudió pedagogía en Canadá y escribió un libro sobre la vida de Reekie y las misiones en Bolivia.
Edgar Cordova, gran director del colegio, Jaime Leyton, destacado y reconocido profesor de música, Ricardo Herrera, ??Lobito?, quien apoyaba el cuidado de los alumnos y Hugo Ricaldi desde el ámbito administrativo, complementaron la esencia del colegio Reekie, que era una familia en sí.
El trabajo de todos ellos nunca se limitó a la semana: los sábados se hacían deportes y los domingos enseñaban en la escuela dominical.
El Colegio Reekie de los años sesenta fue el mejor de Oruro y probablemente del país en muchos sentidos y este comentario no nace de una evocación emocional sino de muchas certezas: todos los días, antes de pasar clases, se oraba en agradecimiento por la vida y por lo menos una vez a la semana, se proyectaban documentales educativos.
Inolvidable, por ejemplo, el documental animado donde se nos mostraba la importancia de lavarse bien las manos. Decía que dentro de las uñas se alojaban ??los tomasitos? que vistos en microscopio eran los virus y bacterias que podían enfermarnos.
Tamaña lección que hoy, 2022, cobra más importancia que nunca.
En una de esas proyecciones vimos el viaje de la familia Vásquez a México y al término nos explicaron dónde estaba ubicado ese país, parte de su cultura, comida y así sucesivamente. También cabe destacar que la Familia Vásquez obsequió el estandarte que aún utilizan en todos los actos importantes y protocolares.
Es decir, fuimos bendecidos y tuvimos también inolvidables compañeros de colegio y curso: los hermanos Vásquez, los hermanos Rojas Lazcano, los hermanos Ancalle, los hermanos Claure Fuentes, en fin.
Felicidades colegio Reekie de mi corazón y mis recuerdos.
¡Por cien años y muchos más!
Comunicadora social, Premio Nacional de Prensa 1997.
eyzaguirregloria@gmail.com
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