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Dos soledades - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 28 de agosto de 2022

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Cultural El Duende

Dos soledades

28 ago 2022

Diálogo entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa en Lima en 1967

Mario Vargas Llosa: Sí, yo pienso que hay una relación curiosa en el apogeo, la actitud ambiciosa, osada, de los novelistas y la situación de crisis de una sociedad. Creo que una sociedad estabilizada, una sociedad más o menos móvil que atraviesa un periodo de bonanza, de gran apaciguamiento interno, estimula mucho menos al escritor que una sociedad que se halla, como la sociedad latinoamericana contemporánea, corroída por crisis internas y de alguna manera cerca del apocalipsis. Es decir, inmersa en un proceso de transformación, de cambio, que nosotros no sabemos adónde nos llevará. Yo creo que estas sociedades que se parecen un poco a los cadáveres son las que excitan más a los escritores, los proveen de temas fascinantes. Pero esto me lleva a hacerte otra pregunta en relación con los novelistas latinoamericanos contenmporáneos. Tú decías -y yo creo que es muy exacto- que el público de nuestros países se interesa hoy día por lo que escriben los autores latinoamericanos porque estos autores de alguna manera han dado en el clavo, es decir, les están mostrando sus propias realidades, les están llevando a tomar conciencia de las realidades en que viven. Ahora, es indudable que hay pocas afinidades entre los escritores latinoamericanos. Tú has señalado la diferencia que existe en la obra de dos argentinos: de Cortázar y de Borges, pero las diferencias son mucho mayores, abismales, si comparamos a Borges con un Carpentier, por ejemplo, o a Onetti contigo mismo, o a Lezama Lima con José Donoso; son obras muy distintas desde el punto de vista de las técnicas, del estilo, y también de los contenidos. ¿Tú crees que se puede señalar un denominador común entre todos estos escritores? ¿Cuáles serían las afinidades que hay entre ellos?

Gabriel García Márquez: Bueno, yo no sé si sea un poco sofista al decirte que que creo que las afinidades de estos escritores están precisamente en sus diferencias. Ahora, me explico: la realidad latinoamericana tiene diferentes aspectos y yo creo que cada uno de nosotros está tratando diferentes aspectos de esa realidad. Es en este sentido que yo creo que lo que estamos haciendo nosotros es una sola novela. Por eso, cuando estoy tratando un cierto aspecto, sé que tú estás tratando otro, que Fuentes está interesado en otro que es totalmente distinto al que tratamos nosotros, pero son aspectos de la realidad latinoamericana; por eso, no creas que es casual cuando encuentras que en Cien años de soledad hay un personaje que va a dar la vuelta al mundo y se encuentra con que pasa el fantasma del barco de Victor Hughes, que es un personaje de Carpentier en El siglo de las luces. Luego, hay otro personaje, el coronel Lorenzo Gavilán, que es un personaje de La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Hay, además, otro personaje que yo meto en Cien años de soledad. No es un personaje en realidad sino una referencia: es uno de mis personajes que se fue a París y vivió en un hotel de la rue Dauphine, en el mismo cuarto donde había de morir Rocamadour, que es un personaje de Cortázar. Hay otra cosa que te quiero decir, y es que estoy absolutamente convencido de que la monja que lleva al último Aureliano en una canastilla es la madre Patrocinio de La casa verde, porque, ¿sabes una cosa?, yo necesitaba un poco más de referencias de este personaje tuyo para saber cómo había podido ir de tu libro al mío, faltaban algunos datos y tú estabas en Buenos Aires, andando por todos lados. El punto a donde quiero llegar es este: la facilidad con que, a pesar de las diferencias que hay entre uno y otro, se puede hacer este juego, pasar los personajes de un lado a otro y que no queden falsos. Es que hay un nivel común y el día que encontremos cómo expresar ese nivel, escribiremos la novela latinoamericana verdadera, la novela total latinoamericana, la que es válida en cualquier país de América Latina a pesar de diferencias políticas, sociales, económicas, históricas...

Mario Vargas Llosa: ¿A qué atribuyes tú esta influencia invasora de Faulkner? ¿Se debe al hecho de que es el novelista más importante de la época contemporánea o simplemente a que tenía un estilo tan personal, tan llamativo, tan sugerente que ha resultado por eso mismo tan imitado?

Gabriel García Márquez: Yo creo que es el método. El método â??faulknerianoâ? es muy eficaz para contar la realidad latinoamericana. Inconscientemente fue eso lo que descubrimos en Faulkner. Es decir, nosotros estábamos viendo esta realidad y queríamos contarla y sabíamos que el método de los europeos no servía, ni el método tradicional español; y de pronto encontramos el método â??faulknerianoâ? adecuadísimo para contar esta realidad. En el fondo, no es muy raro esto, porque no se me olvida que el condado de Yoknapatawpha tiene riberas en el mar Caribe, de alguna manera Faulkner es un escritor del Caribe, de alguna manera es un escritor latinoamericano.

Mario Vargas Llosa: Ahora, hay un problema con Macondo. En tu última novela, en el capítulo final, este pueblo es arrebatado por el viento, se lo llevan los aires y desaparece. ¿Qué va a ocurrir en tus próximos libros? ¿Vas a seguir a Macondo en su vuelo por el espacio?

Gabriel García Márquez: Bueno, lo que sucede es lo que decíamos ayer de la novela de caballería. Al caballero le cortan la cabeza cuantas veces lo requiere el relato, y no tengo absolutamente ningún inconveniente en volver a resucitar a Macondo y en que se me olvide que se lo llevó el viento si así lo necesito. Porque un escritor que no se contradice es un escritor dogmático, y un escritor dogmático es reaccionario, y lo único que yo no quisiera ser es reaccionario; de manera que, si mañana necesito otra vez a Macondo, vuelve Macondo tranquilamente.

Fragmento del libro Dos soledades: Un diálogo sobre la novela en América latina. Alfaguara, julio, 2021

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