Potosí, el lugar que alguna vez fue la “perla” de la Corona española

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Situado en el límite Sudoccidental de Bolivia existe un departamento, el cual tiene una ciudad que alguna vez fue la “perla” de la Corona española y cuna de riquezas legendarias, se trata de Potosí, lugar al que anteriormente el rey Carlos I de España y V de Alemania pusieron el título de la “Villa Imperial”.

Potosí, limita al Norte, con los departamentos de Oruro y Cochabamba; al Sur, con la República Argentina; al Este con los departamentos de Chuquisaca y Tarija y al Oeste con el vecino país de Chile, estuvo poblado en tiempos prehispánicos por comunidades quechuas y aymaras, además de aborígenes Charcas y Chullpas, hasta el hallazgo del Cerro Rico de Potosí por el indígena Diego Huallpa, quien también guio a los conquistadores hacia ese sitio.

El Departamento de Potosí fue creado sobre la base de la antigua Intendencia de Potosí de la Real Audiencia de Charcas, mediante Decreto Supremo del 23 de enero de 1826, dictado por el entonces Presidente de la República, Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

El clima de este departamento occidental es frío, con excepción de los valles enclavados entre las montañas cuyo clima es templado, precisamente en esas zonas los suelos son aptos para la agricultura y ganadería con la cría de ganado ovino y porcino. Asimismo, los principales productos agrícolas que se producen son maíz, trigo, frutales, legumbres, hortalizas y vid.

En cuanto a la industria, este lugar tiene establecimientos de procesamiento de minerales. La minería es la principal riqueza económica en Potosí. Su centro es el Cerro Rico de Potosí, cuya inmensa riqueza fue explotada desde tiempos de la colonia.

Auge de la plata en Potosí

El siglo XVI fue el tiempo de mayor esplendor de la urbe postosina, creciendo hasta superar en población a las metrópolis del denominado Viejo Mundo, y sin nada que envidiarles cultural y arquitectónicamente. Sus habitantes tenían reputación de derrochadores y amantes de la ostentación; entre otras excentricidades, se cuenta que para la procesión de Corpus Christi en 1658 se quitó el empedrado de las calles del centro hasta la Iglesia de los Recoletos, sustituyéndolo por barras de plata. Semejante despliegue de lujo dio paso a la creación de la leyenda de la ciudad americana cuyas calles eran todas empedradas con plata y no con piedras, y que con todo ese metal alcanzaba y sobraba para construir un puente de plata desde Potosí a Madrid-España.

Ya a mediados del siglo XVIII, Potosí vivió su segundo auge de la plata, erigiéndose, como una nueva casa de acuñación monetaria. Después de esta breve abundancia, la minería entró en decadencia, agravada por la Guerra de la Independencia, durante la cual Potosí fue la plaza más disputada, cambiando de manos todo el tiempo, ya que España no pensaba dejar ir a la “gallina de los huevos de oro” sin dar dura pelea.

Y precisamente hubo guerra por 15 años, desde que el 10 de noviembre de 1810 se rebelaron los patriotas, echando del cargo de gobernador a Francisco de Paula Sanz, de quien se rumoraba era hijo ilegítimo del Rey Carlos III.

Alentados por las victorias de los patriotas del vecino país Argentina, los guerrilleros de Tupiza entraron también en el combate contra los realistas de Sanz, a quien no le costó vencerlos, para marchar luego a Charcas a hacer lo mismo con los sublevados de ese lugar.

La extensa guerra culminó finalmente en 1825 con la intervención de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, quien también fue el que decretó la creación del Departamento de Potosí, más adelante Andrés de Santa Cruz le añadiría un par de provincias de Tarija a su jurisdicción, Sur Chichas y Sur Lípez, con lo que se convertía en uno de los departamentos más grandes.