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Domingo 24 de julio de 2022

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Editorial y opiniones

RECUERDOS DEL PRESENTE

Un partido, dos ejércitos

24 jul 2022

El comandante de las FFAA tiene una visión paralela de la realidad. Tiene un partido, pero tiene dos ejércitos.

Desde 1964 no se presentaba un dilema tan agudo en la cúpula militar, aunque la discrepancia ideológica no sea tan radical como la de otros momentos.

Debe ser muy difícil elegir entre el país y un partido político, como ocurre ahora, pero se ve que hay algunas consideraciones capaces de cambiar el fiel de la balanza.

Hasta ahora la discrepancia había sido diferente, pero se nota que los tiempos cambian y a veces vale más un orgullo que una estrella.

En estrellas, algunos comandantes de ahora han de estar escasos, pero en orgullo seguramente estarán muy ufanos.

Es probable que los hijos de estos comandantes tengan diferentes criterios para valorar estos méritos, pero se nota que las esposas están, por el momento, muy contentas.

Lo mismo debe ocurrir con las esposas de los oficiales, que recibían algunas compensaciones en dinero y ahora tendrán que recibirlas en género.

Debe ser difícil aceptar este tipo de cambios. Honor por dinero, prestigio por ingresos. Dignidad por dádivas.

Que el comandante esté a cargo de un puesto de aduana en lugar de proteger un parque nacional quizá sea muy ventajoso para el militar, pero para el país es una derrota.

Y en la carrera del oficial es probable que el origen de los méritos sea indiferente, por el momento, aunque para los hijos y nietos la diferencia sea muy grande.

En la intimidad del hogar seguramente se valora más el dinero que recibe la familia, pero quizá otros valores sean más importantes a la larga.

Que el comandante acepte hacer honores a una bandera multicolor en lugar de honrar a la tricolor quizá tenga alguna explicación, por el momento, o un pretexto, pero será difícil sostenerla por mucho tiempo.

El orgullo, el honor, quizá puedan ser engañados por ahora, pero ha de ser muy difícil explicar todo esto a los herederos, a quienes deben vivir como bolivianos en el futuro.

Si Avaroa no quiso rendirse ante el invasor, otros oficiales bolivianos no han de querer ceder su bandera y su escudo ante los agentes de un ejército invasor de cocaleros y narcos.

Los triunfos no sin definitivos. Siempre habrá alguien que pregunte, en el futuro, cómo fue que nos rendimos. Y a ellos habrá que darles alguna explicación, que no sea vergonzosa.

Un orgullo, un prestigio, no pueden ser reemplazados por una hoja. No somos una república de la vergüenza.

Siglo21bolivia.com

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