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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Festividad del rayo y Apóstol Santiago - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
“Item de aquí adelante ningún Indio, ny India se llamará con nombre de las Huacas, ny del Rayo... ny Santiago, sino Diego;y al que a su hijo pusiere alguno de estos nombres le serán dados cien açotes por las calles...”
p.José de Arriaga
Así principia uno de los edictos redactados por el padre José de Arriaga, en La extirpación de la idolatría en el Perú (1621); aquí discurrimos una sola idea del epígrafe citado líneas arriba, el culto al rayo e implícitamente la de Santiago, ésta en cambio como una suerte de imbricación y, a la vez, de transustanciación del rayo o Illapa en el espacio de la religiosidad; pues desde el sótano de la memoria larga diremos que se trata de una simbología religiosa pre y pos-inca coimplicada al ritual a la lluvia contextualizada con los fenómenos naturales del rayo, el trueno y el relámpago.
Sobre aquel tiempo pre inca nos lo recuerda Guaman Poma de Ayala (El primer nueva corónica y buen gobierno, 1988) que refiere a tres Illapas (el padre y dos hijos): “Tenían los yndios antiguos conocimiento de que abía un solo Dios, tres personas. Desto decía ací: que el padre justiciero, yayan runa muchochic; el hijo caritatibo, churin runa cuyapayac; el menor hijo que daua y aumentaua salud y daua de comer y enbiaua agua del cielo para darnos de comer y sustento, sulca churin causay coc micoy coc runap allinninpac” (sic); religiosidad que luego en el mundo inca se dinamiza a través de Illapa.
Y en ese espacio, donde las culturas andinas dedicadas al pastoreo de llamas y al ser eminentemente agrícolas y por ello fuertemente dependientes del agua, sea de los ríos, lagunas o manantiales que, vinculada a la ritualidad al agua; el culto al rayo simboliza el dios “hazedor y criador” [hacedor y creador] del mundo de los “Indios” por los que, y de a poco, al ser tipificada entre otras ritualidades de idolatría haya sido objeto de extirpación de la memoria andina.
DEL EDICTO
La festividad del culto al rayo se evidencia en el edicto contra las idolatrías. Los edictos iban acompañados de castigos, prisión y de refinadas técnicas de interrogación, mismos que se comunicaban en los actos solemnes de la Iglesia a los llamados indios quienes además debían en un lapso de seis días denunciar costumbres y actos idólatras y; por otra, se concedía absolución a quienes denuncien o manifiesten libremente sus idolatrías:
“Item si saben que alguna, o algunas personas adoran al Rayo, llamándole Líbiac; y digan q’es el Señor,y Criador de las lluvias, y le ofrezcan sacrificios de carneros de la tierra, cuyes...
“Item si saben, que alguna persona, o algunas personas ya grandes, y de edad estén por baptizar: o las ya baptizadas se llamen con nombres de las Huacas, o del trueno llamándose Curi, o del rayo llamándose Libiac.” (sic)
El culto al rayo, por un lado, como “Criador de las lluvias” simboliza una energía divina principal y ancestral al que se le atribuía del control de los fenómenos meteorológicos favorables para la agricultura y pastoreo y; conforme a las regiones y pueblos donde se le rendía culto, recibía también diferentes nombres como Hillapa [centella], Líbiac [rayo] o Curi [relámpago] y; por otro, incidía en el mundo de la vida socio-cultural de los así llamados indios quienes en los actos bautismales hacían prevalecer la identidad de nombres y apellidos de sus principales huacas; es más, de haber sido bautizados con nombres cristianos ellos los revertían, entonces “assí no dizen Pedro Páucar líbiac, sino Páucar líbiac Pedro”, bautizos según narra el padre Arriaga terminaban en solemnes fiestas.
Según sea la región, sobre todo en las montañas, serranías o acantilados se localizaban sitios sagrados al culto al rayo, santuarios, incluso anteriores al dominio inca, simbolizaban así la esencia de la huaca llamándole su “hazedor”, ceremonias a las que se asistían religiosamente en ayuno “no comiendo sal, ni agí, y se abstenían de dormir con sus mujeres”, con abundante chicha y coca, cantos y bailes, con sacrificios de llamas y cuyes y ofrendas de q’oas, según describe el padre Arriaga: “Arriba del pueblo de Yámor sacamos la Huaca Líbiac, que es del Rayo,que era vna piedra grande partida por medio con vn Rayo, tenía gran suma de sacrificios de carneros de la tierra, y de otras cosas”; sin embargo, aquellos actos religiosos han sido de a poco extirpados de la memoria, según se lee en aquel edicto.
“Primeramente si de aquí adelante algún Indio, o India volviere a reincidir en la Idolatría, adorando Huacas, Cerros, o al Rayo, Sol,Luna, y Estrellas, o hiziese algunas de las ceremonias antiguas de su gentilidad; el Cura, o Vicario que fuere de esta Doctrina escribirá la causa, substanciándola, y la remitirá al llustrísimo Señor... para que ponga el remedio conveniente...”
Remedio conveniente que, en algunos casos, se traslucía en “cien açotes, y quitado el cabello” o simplemente a quienes toquen tamboriles, bailen (“al vso antiguo”) o canten en lengua materna “porque la experiencia -dice el padre Arriaga- ha enseñado, q’en los dichos cantares invocaban los nombres de sus Huacas, Malquis, y del Rayo”; sea dicho de paso, por el proceso de la extirpación se incineraron tamboriles y todo objeto de plata empleados en los rituales han sido abollados y otros destruidos.
A la idea del “Criador de las lluvias” manifiesta en plantas comestibles, alimentos y que por ella misma es otorgadora de la vida también se infiere que controlaba las lluvias, en ocasiones provocando granizadas que luego serán interpretadas como una suerte de castigo del rayo y por esas mismas razones era objeto de adoración. Algo más, el rayo conformaría junto a las deidades “Conapas, Huancas, o Chíchic, el Sol, Luna, y Estrellas...” parte de los creadores del género humano y que por ello el padre Arriaga proclamara en los edictos de extirpar esta otra idolatría:
“...y los Hechizeros ministros de Idolatría los confessavan sus pecados a su modo gentílico, los cuales dichos hechizeros solían predicar su fiesta diziéndoles que el Dios de los Españoles era para sólo los Españoles; y las Huacas para los Indios, y que de sus Pacarinas salieron sus progenitores, para lo cual niegan el origen de todos los hombres de Adán y Eva...”
Al rayo como dios patrono y energía cósmica dinamizadora de la naturaleza y de los pueblos se le rendía culto tres veces al año, y era en la fiesta del Corpus Christi, donde los indios ayunaban y se confesaban, pero también cantaban, bailaban y bebían chicha tanto hombres como mujeres al son de tamboriles y cantos:
“...la principal cerca de la fiesta del Corpus, o en ella misma, que llaman Oncoy mitta, que es quando aparecen las siete cabrillas, que llaman Oncoy las quales adoran por que no se les sequen los maýses, la otra es al principio de las aguas por Navidad, o poco después; y ésta suele ser al trueno, y al rayo porque embíe lluvias, la otra suele ser cuando cogen el maíz, que llaman Ayrihuaimita, porque bayla el bayle Ayrihua.”
Ningún “Indio, ny India se llamará con nombre de...Santiago”
Por un lado, no solo se prohibía que los indios se bauticen con el nombre de Santiago, incluso ni que se los pronuncie porque será castigado, descrito así está en el edicto del padre Arriaga:
“Item de aquí adelante ningún Indio, ny India se llamará con nombre de las Huacas, ny del Rayo: y así no se podrá llamar Curi, Manco, Missa, Chacpa, ny Líbiac ny Santiago, sino Diego; y al que a su hijo pusiere alguno de estos nombres le serán dados cien açotes por las calles... y a los que hasta aquí se han llamado con algunos de los dichos nombres mando se los quiten, y se acomoden a llamarse con otros sobre nombres, de los Españoles,o de Santos.”
La figura y percepción de Santiago deviene después de la conquista, periodo en el que el dios Illapa habría sido identificado con el apóstol Santiago, así según el padre Arriaga: “se avía estendido por acá la frasse, o conseja de los muchachos de España, quequando truena dizen que corre el Cavallo de Santiago, o porque veían, que en las guerras que tenían los Españoles, quando querían disparar los Arcabuzes, que los Indios llaman Illapa, o Rayo, apellidavan primero Santiago,Santiago.” O lo que es lo mismo, han sido los truenos de los arcabuces españoles durante aquel combate en Saqsayhuamán relacionados con Illapa, Illapa o Santiago.
De entre los mitos que se tienen del dios rayo, se dice por ejemplo que bajó del cielo como una piedra, un recién nacido, para otros como dos hermanos (Tumayricapa y Tumayhanampa) o bien como un hombre, en este último sentido, en tanto hombre tendría el don de engendrar, es decir, fecundar a las mujeres y que según la cultura de esos pueblos uno de los gemelos (curis) sería hijo del rayo al cual llamaban Santiago, razón suficiente para justificar aquella extirpación pues expresaba una ofensa, usurpación (“vsurpan”) al significado religioso del nombre del apóstol Santiago:
“En el nombre de Santiago tienen también superstición, y suelen dar este nombre a vno de los Chuchus [cuando nacen dos de un vientre] como a hijos del Rayo, que suelen llamar Santiago.”
Sigamos, en el caso de que ambos habrían fallecido de niños los restos eran objeto de veneración por la familia: “si mueren chiquitos los meten en vnas ollas, y los guardan dentro de casa, como vna cosa sagrada, dizen que el vno es hijo del rayo.”
Entonces, en la simbología andina el culto al rayo, junto al ritual a la lluvia, conforman con otras ritualidades la capacidad fecundadora y generadora andinas del mundo natural y del mundo de la vida socio-cultural y en el que la figura del apóstol Santiago ha sido subsumido como parte del sistema religioso en tanto “Tata Santiago” y, a la vez, resemantizado en la expresividad ritual compleja de los pueblos.
Algo más, el término Illapa vendría de llipyaq traducido como fenómeno luminoso intenso y cuya raíz illa significaría relampaguear; así también es posible inducir que Illapa en tanto “Criador” no solo iluminaría el espacio andino, sino también el mundo cognitivo, es decir, el conocimiento humano que se daría a partir de una modalidad comunicativa del hombre con Illapa, según deduce el padre Arriaga: “A este mismo modo es Libiacpvíllac, que habla con el rayo, y Punchaupvíllac que habla con el Sol”, a quienes hoy se los denomina yatiri, pero por su profundidad que demanda este tema merece otro tratamiento.
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