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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 El rumbo del cambio - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
¿A dónde vamos con el diversificado proceso de cambio?, esa es la gran interrogante del pueblo boliviano que desde hace seis años está pendiente de la aplicación de medidas prácticas para vivir mejor, sin embargo, una serie de prolegómenos han interferido algunos planes que finalmente no se concretaron en hechos contundentes que perciba la población como resultado de algunas medidas que efectivamente hayan cambiado la suerte de muchos bolivianos.
Hay una serie de contradicciones en los hechos que diariamente alteran la convivencia pacífica entre pobladores de nuestra comunidad boliviana, pues mientras se manejan algunos estereotipos propios de los sistemas políticos en función de mando, la conflictividad crece porque se cierran las opciones de diálogo y concertación, este es el mal que afecta seriamente las relaciones entre gobernantes y sectores comunitarios.
Hay ejemplos muy concretos de la desorientación que confunde a la población, el caso del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) con una novena marcha en curso y hasta tres corrientes entre los originarios del lugar, sus dirigentes, los políticos y los gobernantes.
Por un lado, la posición de hacer el camino, sí o sí, cortando el Tipnis; la otra alternativa de los que no se oponen al camino, pero lo quieren bordeando el Parque Nacional y la otra posición que podría definirse con una consulta popular, inicialmente planificada para que se ejecute sólo en el territorio afectado, mientras hay quienes propugnan que el caso Tipnis es de interés general, por tanto la consulta sobre si se hace el camino y por dónde, debe ser nacional, aclarando que la consulta debió ser previa y la que se haga en el futuro sólo tendría que ser de buena fe, pues su efecto ya es diferente a la exigencia de una consulta anticipada a cualquier convenio.
En ésta semana se desató la protesta del sector transporte, con una modalidad típica de nuestro país, un “paro movilizado”, pero con alternativas peculiares del sistema, por ejemplo, con diferencias entre los transportistas propietarios y los chóferes asalariados, estos últimos los peor pagados salarialmente, que de todos modos resisten además medidas de ordenamiento vehicular que más tarde o más temprano deberá darse en cada municipio, incluyendo la adecuación de las tarifas en función de costos reales de servicio.
Si se habla de salarios la situación tiene particulares diferencias estructurales, empezando por establecer cuáles son los verdaderamente asalariados, que resultan ser los menos de la fuerza laboral nacional, la mayoría se desempeña en la actividad informal, por la falta de empleos; un buen porcentaje de trabajo se cumple en la administración pública, al margen de la Ley General de Trabajo, pero donde ya se fijó un salario mínimo vital por encima del que regirá para el resto de los verdaderos asalariados. La pregunta de los que viven de sus salarios es la diferencia de porcentajes en el incremento que por lo visto consigna a los sectores de educación y salud con cierta diferencia que es mayor que para el resto de los dependientes del verdadero sistema productivo.
A propósito, los asalariados de la industria y el comercio, fabriles, empleados de comercio y otros pueden correr la suerte de convertirse en cesantes, pues la capacidad de los sectores del empresariado privado no puede competir con la economía y las reservas estatales.
El gran problema de la distorsión salarial se da en la silenciosa posición que adoptan por ejemplo los gremiales, en algún caso los panificadores y parte de los transportistas que quiérase o no incrementan sus ingresos elevando el precio de los productos que venden o los servicios que prestan, lo que genera la espiral especulativa cuyo extremo afecta la canasta y la economía familiar.
Este es el problema del cambio que por lo menos de momento avanza sin rumbo fijo, en tanto persistan las movilizaciones de los sectores descontentos.
Fuente: La Patria
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