Malos entendidos por la libertad de expresión

La libertad es uno de los valores humanos más preciados, porque es la que nos da felicidad, como humanos, Dios nos dio libre albedrío, es decir, la libertad de elegir cómo queremos vivir y cómo conducirnos en la vida, para terminar siendo hombres y mujeres de bien. Por lo mismo, la libertad de expresión es un derecho humano garantizado en la convención de Derechos Humanos, y por otras leyes.

Una noticia causó revuelo ayer, cuando un humorista hizo un chiste sobre el cobro de obligaciones impositivas de Impuestos Nacionales, cuyo presidente, Mario Cazón pidió a Pablo Osorio, eliminar una publicación en la plataforma TikTok que consideraba “difamatoria”, caso contrario advertía con iniciar acciones legales.

Posteriormente se tuvo que retirar la carta enviada a Osorio, porque consideró que la primera nota fue “descontextualizada”. En la nueva carta señalaba “En vista de que la nota de referencia, viene siendo descontextualizada y reafirmando que la libertad de expresión se encuentra plenamente garantizada en el país, retiro la misma”.

Hace años LA PATRIA tuvo un problema con los concejales del municipio de Oruro, porque en una nota editorial, publicada en esta misma sección, consignaba a dichas autoridades ediles como” concejiles”, lo cual les sonó a insulto e intentaron procesar al medio de comunicación basándose en la Ley 045, Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, el cual no prosperó por no tener materia justiciable.

El bochorno fue mayor cuando a través del programa No Mentirás, que entonces era conducido por la presentadora y periodista Sissi Áñez, no pudieron contestar qué les parecía que estaba mal en esa nota editorial, el entrevistado dijo que se le envió una copia de un diccionario griego, que no era otro que un Larousse, que todos conocen en español, para explicar el significado de la palabra que tanto les molestó.

En realidad, nunca se trató de un insulto y menos de discriminación, por lo que el juicio nunca prosperó y quedó en nada. El hacer un chiste no difama a una persona o institución, porque a través de éste se está mostrando una “idea disparatada” del objeto de la sátira, con la intención de hacer reír.

Para evitar malos entendidos, susceptibilidades o ponerse en ridículo amenazando con enjuiciar a alguien, cuando no corresponde, y sobre todo si esa persona está ejerciendo su derecho a la libre expresión, tanto políticos, autoridades, como civiles, deben instruirse y culturizarse, conocer los contextos y el sentido cabal de las palabras, y valorar si corresponde o no hacer un reclamo o un proceso legal contra quienes realmente ofenden la investidura de un cargo importante.