El corredor bioceánico y las fronteras

Los bolivianos y sus autoridades sueñan con un corredor bioceánico, o más, que uniría ambos océanos pasando por el corazón de Bolivia, mediante la vía férrea principalmente, ya que para dicho proyecto se tiene previstos 3.200 millones de bolivianos.

Pero por otra parte, están los comerciantes que reclaman que no exista tanto control en las trancas, y los transportistas ya lo hicieron en el pasado, cuando se hizo un intento de reactivar el tren entre Oruro y Guaqui, en La Paz.

Los comerciantes de prendería usada y a medio uso anunciaron una marcha en la ciudad de Oruro, con la participación de delegados de los otros departamentos, donde se expende este tipo de mercadería, “en contra de los controles y decomisos de su mercadería en las trancas”. Sin embargo, los controles se realizan en las fronteras y en las trancas de los caminos al interior del país, para luchar contra el contrabando.

Hace años que se prohibió el ingreso de más ropa usada, pero se hizo caso omiso a los decretos y leyes en ese aspecto y se continuó internando productos que desechan en otros países, por lo que resultan muy económicos para comercializarlos en Bolivia, y esa es la razón por la que se sigue vendiendo ese tipo de artículos, la mayoría pasa primero por Oruro y se distribuye en otros mercados.

Si se pretende que Bolivia sea un nexo entre los dos océanos, entre los planes ambiciosos no se puede pretender que no se controle el contrabando, porque eso en lugar de reportar mayores ganancias, puede que arroje pérdidas, por lo que se debe tener un control riguroso, ya que tampoco será solamente un lugar de paso, sino que se podrá comercializar productos bolivianos.

Si los bolivianos quieren ver crecer y prosperar a la tierra que los vio nacer, se debe apoyar a la industria nacional, potenciarla y convertir a Bolivia en un país exportador de valor agregado, ya no sólo de materia prima, y si no se ayuda a desarrollar a las industrias bolivianas, nada se podrá lograr.

Es cierto que los productos que entran de otros países son buenos para la magra economía de la ciudadanía, sin embargo, también significan un perjuicio para las fábricas que realizan productos hechos en Bolivia, y es probable que al principio la economía boliviana sufra un colapso, pero una vez que se potencie la industria nacional la situación mejorará, y la economía será mucho más sólida.

Bolivia tiene muchas ventajas competitivas, pero debe aprender a aprovecharlas para no quedarse estancado en la pobreza y la miseria, lamentando su triste suerte, sino que debe levantarse y trabajar con entusiasmo, eficacia y eficiencia.