Jueves 23 de junio de 2022
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Simples conversaciones o cambios de ideas del diario vivir, dan cuenta de que la población se encuentra preocupada por todo lo que se tuvo que soportar en los dos últimos años y, a la vez, surgen ideas y pensamientos sobre lo que pueda sobrevenir en caso de llegarse a extremos con guerras que irresponsablemente llevan a cabo naciones que demuestran no tener noción de sus propias urgencias y necesidades de paz y concordia entre todos los hombres.
Todo lo rememorado muestra cuadros de la vida en que no se encuentra parangón con lo que ocurre y que pesan gravemente sobre la población: angustias por el diario vivir dadas las amenazas que se lanzan mutuamente las partes contendientes; inseguridad para los niños y jóvenes cuyos padres querrían siempre lo mejor para ellos; poblaciones que no esperaban llegar a posibles extremos sólo dignos de ser olvidados.
¿Cuánto valor y presencia de ánimos se precisará para que los pueblos aprendan nuevas formas y modos de vida en un mundo donde la inseguridad reemplaza a cualquier situación normal de paz y concordia entre hombres y naciones? Los días transcurridos señalan un propósito: prepararse para lo que pudiese sobrevenir y, especialmente, fortalecer los ánimos y fortaleza de niños y jóvenes, herederos de un planeta que Dios creó para felicidad de quienes lo posean y tengan a su disposición para concretar una vida de armonía y paz que el hombre -soberbio y contumás --rechaza atenido a los grandes avances que ha logrado -especialmente entre los siglos XVIII y XXI - en los campos de las ciencias y la tecnología que le han permitido alcanzar posiciones espectaculares en todos los campos a los que la civilización pueda llegar; pero, adoleciendo a la vez de una carencia de humildad como aduciendo que lo logrado por la humanidad se debe solamente a su capacidad para la inventiva y, haciendo ostentación de prejuicios racistas, "contar con razas superiores capaces de conseguir progresos mucho mayores".