No quemar el futuro del planeta

Se acerca la noche más fría del año y con ella llegan las celebraciones de San Juan, una fiesta en la que tradicionalmente se quemaban los recuerdos del pasado, los objetos que ya no se usaban, era como dejar atrás lo negativo y tener un nuevo comienzo, se quemaban cuadernos en desuso, maderas, basura y hasta llantas, pero esa práctica tuvo que cambiar porque se estaba quemando el futuro del planeta.

Científicos investigaron y llegaron a la conclusión de que el mundo, por tanta contaminación se estaba asfixiado y muriendo, por lo que recomendaron discontinuar ciertas prácticas como las quemas de San Juan, al principio sólo se prohibió incinerar objetos hechos de material altamente contaminante, como la goma de las llantas, baterías, plásticos y otros similares, pero con el paso del tiempo se decidió impedir absolutamente cualquier hoguera.

De todos modos, son grandes los esfuerzos que se realizan para evitar que la contaminación del aire prolifere en la noche más fría del año, aunque algunos siguen quemando, al menos las fogatas que se encienden en la calle son apagadas por guardias municipales y se multa a quienes propiciaron las mismas.

Habían prácticas que no tienen por qué desaparecer, sin embargo, como la reunión para celebrar, donde se sirve la clásica comida de San Juan como son los hot dogs, los malvaviscos asados, ponche, buñuelos, chocolate o cualquier otra bebida caliente, que permite a las personas entrar en calor, también se puede bailar y compartir, sin necesidad de encender ninguna fogata.

La tradición de quemar, asimismo, se debe a la costumbre de “chaquear”, es decir quemar matorrales y hierbas inservibles para preparar la tierra y sembrar en ella, por eso es que se encienden fogatas, sobre todo en el área rural, pero esa práctica también es nociva para el medio ambiente, por lo que se pidió que la sustituyan por otra forma de limpiar la tierra para su cultivo.

Ahora es momento de estar alertas, sobre todo las autoridades, quienes deben velar porque las leyes se cumplan, así como las prohibiciones, como la quema de pastizales para el chaqueo. En el campo solían encender pequeñas hogueras cerca de los cultivos para protegerlos del frío, por lo tanto no se trata de perjudicar a los productores sino de explorar otras alternativas que sean menos nocivas y contaminantes para evitar que la helada afecte a la producción agrícola.

En Oruro, en esta época es muy común la quema de totorales, lo cual asfixia al lago Uru Uru y poluciona el ambiente, además de acabar con la flora y por ende afectar a la fauna propia del lago. Por lo que es menester denunciar si alguien continúa con esa práctica y multar a quienes infrinjan las norma, y así escarmienten para no volver a caer en los mismos errores que pueden acabar con nuestro planeta.