Usados para la venganza

Entre sollozos y pidiendo perdón, un padre enterró a su pequeño hijo de dos años de edad, a quien su propia madre degolló, quitándole así la vida, por “venganza” contra el padre, quien supuestamente no pagaba la pensión alimenticia del menor, la abuela materna contó que la encontró con el niño muerto en sus brazos y la madre sólo se rió al contarle el motivo de su decisión.

El hecho de sangre ocurrió en Cochabamba, donde la mujer será procesada por infanticidio y esperaba su audiencia de medidas cautelares.

Como este caso, se presentaron otros parecidos, y en diferentes departamentos de Bolivia, donde los niños fueron víctimas de la venganza de sus padres, que por hacer sufrir a sus parejas les hacen daño a los menores. Es una venganza cruel y un delito punible, pues nadie es dueño de nadie, son niños, no objetos para que se los utilice para manipular al otro progenitor, y menos para castigarlo quitándole la vida.

En algunos casos son los padres los que cuando quieren lograr que la madre haga algo, casi siempre se trata de bajar el monto de la pensión, amenazan con llevarse a los niños, con raptarlos y desaparecer con ellos o hasta hacerles daño, usando una vez más al menor como un objeto, sin pensar en su bienestar y su estabilidad emocional.

Los hijos para muchos son los regalos más preciados que les dio Dios o la vida, y resulta inhumano pensar en hacerles daño, pero también está el otro lado de la moneda, es decir, que existen padres que no deseaban tener al hijo que llegó a su vida, por lo que no les tienen paciencia, cuidarlos y criarlos para ellos es una carga y no están dispuestos a llevarla, por eso es que muchos pierden la paciencia y los maltratan.

Sin embargo, una cosa es que pierdan la paciencia y traten de encaminar los, por lo que llevan el castigo físico a un plano que raya en la violencia, es decir, más que corregirlos descargan su furia en el pequeño cuerpo de sus hijos; otra cosa es maltratar los por venganza, de todos modos, sea cual fuere la razón, en ambos casos es sumamente cruel lastimar a estas pequeñas personitas, o quitarles la vida.

Ambos progenitores deben entender que los hijos son personas, son seres humanos, con sentimientos y emociones, no son objetos inanimados a los cuales se pueda vender, regalar, negociar, maltratar o matar; además es su obligación cuidarlos, educarlos y hasta quererlos, deben dejar de usarlos como medio de venganza contra el otro progenitor, y ambos asumir la responsabilidad de la crianza, de proveerles de una vida digna, de amarlos y encaminarlos sin violencia.