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Domingo 06 de mayo de 2012

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Revista Dominical

A propósito del 10 de Mayo

Para pensar el periodismo en Bolivia

06 may 2012

Fuente: La Patria

“Tenemos que recuperar nuestra Brújula para trabajar con un norte de vida”, Amparo Canedo • Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Periodista

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Bolivia vive tiempos de cambio y está por demás decir que el cambio también involucra a la labor periodística, tanto desde un punto de vista interno como externo y a partir de esa concepción corresponde un análisis respecto al trabajo de hombres y mujeres que eligieron esta profesión, sea por vocación, obligación, herencia, esnobismo o lo que fuere, pero ahí estamos.

La celebración del Día del Periodista Boliviano fue instituida durante la presidencia de Germán Busch, a través Decreto Supremo de 1938, que en su artículo 1 dispuso la creación de una Caja Nacional de Jubilados, Pensionistas y Montepíos de periodistas con sede en La Paz, para recaudar, administrar y dar inversión productiva a los recursos que constituyan la Caja.

En su artículo 3 considera al periodista como trabajador intelectual que sujeto a sueldo presta sus servicios en alguno de los diarios, o agencias informativas, además de otros beneficios sociales que involucran a las personas que sufran de alguna discapacidad. Pero este decreto se institucionaliza el año 1943.

“REPENSAR”

Existen diversos estudios que motivan a “repensar” el periodismo en Bolivia. “Tenemos que recuperar nuestra Brújula para trabajar con un norte de vida. Cada día en que entregamos a los ciudadanos sólo información negativa, estamos contribuyendo a que los seres humanos pensemos que únicamente la tumba nos espera a la vuelta de la esquina. No sigamos engañándonos al pensar que nuestras ideas y elecciones sobre lo que debe ser noticia hoy representan el pensamiento, sentimientos y necesidades de la población, porque no es cierto, a pesar que solemos actuar a nombre de ella”, escribe Amparo Canedo, periodista y literata boliviana con amplia trayectoria en medios impresos y la cátedra periodística.

Mucho hace también el cumplimiento de las normas éticas, entendiendo en particular la moral de cada periodista identificado con sus principios y normas de adhesión a la verdad, equidad, respeto a la dignidad y por la intimidad de las personas, al ejercicio de la responsabilidad social y a la búsqueda del bien común.

“La ética no la podemos dejar colgada en el trabajo para volvernos a vestir con ella al día siguiente”, dice Canedo, para reflexionar en sentido de que si partimos de la convicción de que se es periodista no sólo durante unas 8 a 10 horas, sino todo el tiempo. Así se podría evitar problemas que se presentan en los medios de comunicación, pues no se puede ser ético sólo cuando se está cumpliendo los horarios de oficina, o cuando uno coge la grabadora, el micrófono, o se está en frente de una cámara para transmitir la información a través de las pantallas de televisión.

El maestro Javier Restrepo, también reflexiona sobre el periodismo y dice que ésta profesión en la actualidad sufre serios problemas de degradación, el hecho de concebir a la noticia como un simple mercancía y la necesidad de los medios de comunicación para convertir al periodista en improvisados transeúntes que cuentan con elementos tecnológicos.

FUERA DEL DEBATE PÚBLICO

Un reciente estudio del Observatorio Nacional de Medios (Onadem) de la Fundación UNIR Bolivia, en el capítulo referido a la “Regulación de Medios y Periodismo: Posiciones desde la prensa”; escrito por Sandra Villegas Taborga, confirma que existen tres temas relevantes que no forman parte del debate público del que son parte los redactores de noticias, editorialistas, columnistas y comentaristas en prensa, como son los derechos sociales laborales de los periodistas, la calidad de información y el Derecho a la Información y la Comunicación.

Esta reflexión menciona que es un tema poco difundido, oculto y hasta tabú, las condiciones laborales de los periodistas, por ser delicado; considerándose hasta normal que los periodistas no tengan ni contratos de trabajo que garantice su estabilidad laboral y su derecho a recibir beneficios sociales, como son los aportes para la jubilación y un seguro médico, incluso el pago de un salario mínimo y hasta se da por descontado el acceso a un aguinaldo.

Son también otro tema “fuera del debate público”, las agresiones hacia los periodistas y es Vania Sandoval, también del Onadem que en el capítulo “Cubrir conflictos, lo más peligroso para el periodismo”, indica que entre el 1 de octubre de 2007 al 2010, ésta institución identificó a 604 periodistas agredidos.

En el estudio se define que la mayor cantidad de agresiones se registraron en La Paz y Santa Cruz, no sólo a nivel de las ciudades capitales.

Del total de casos registrados por el Onadem, respecto a la distribución por departamento sobre agresiones a periodistas y medios de comunicación, están; La Paz con 205 casos; Santa Cruz con 157, Sucre 50, Cochabamba 49, Oruro 45, Beni 33, Tarija 23, Potosí 19 y Pando 19.

En el periodo de cuantificación la mayor cantidad de agresiones se registró contra medios televisivos (321 casos), contra la prensa escrita 148, radios 98 y agencias de noticas 9.

Identificando a los presuntos grupos agresores, son los sectores sociales en protesta que agredieron en 123 oportunidades a periodistas o medios de comunicación, seguidos de los adherentes del Gobierno nacional con 97 casos, agresores no identificados 87, la Policía Nacional en 70 oportunidades, los funcionarios de Gobierno 67, los ciudadanos particulares 44, adherentes cívicos 39, delincuentes 19, miembros del Ejército 11, Poder Judicial 7 y un mínimo porcentaje, pero incluidos en la lista de agresores están los directores o dueños de medios de comunicación,

¿SIRVE DE ALGO LA DENUNCIA?

¿Sirve de algo la denuncia?, cuestiona Sandoval pues el 90 % de los casos registrados fueron objeto de denuncias públicas ante organismos sindicales o gremiales de la prensa, pero sólo el 10 % llega a estrados judiciales o policiales.

Con este panorama la periodista sostiene que en virtud a las escasas sanciones y la impunidad de los agresores, no se vislumbra una salida a corto plazo para disminuir las agresiones. Ella considera que los problemas como la crisis de credibilidad y calidad del periodismo relacionada en parte con la polarización política y mediática, las dificultades para lograr que se sancione a los agresores, la carencia de condiciones laborales adecuadas, la ausencia de un seguro social y de vida para los periodistas al margen del accionar del Gobierno, hacen que por el momento las previsiones a futuro no sean optimistas.

“Agredir a un periodista no sólo significa atacar sus derechos humanos, implica también atacar el derecho informativo de la sociedad y la pluralidad democrática, así como incrementar la inseguridad ciudadana”, concluye el estudio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

“La Brújula del Periodista: Un modelo para enseñar y aprender periodismo”, Amparo Canedo. 2010

“Medios a la Vista”, Onadem, Fundación UNIR Bolivia. 2011

Fuente: La Patria
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