La obsesión de Evo

Evo Morales está obsesionado con la DEA y Usaid, organismos ligados al gobierno de Estados Unidos, que trabajaron en Bolivia, brindando cooperación a cambio de erradicar cocales ilegales en el Chapare, hasta que en la gestión del mencionado exmandatario se los echó del país por su “injerencia” en asuntos internos, como señaló la exautoridad.

Si se moviliza la ciudadanía, protesta contra el Gobierno cualquier sector de la sociedad, critican algo los opositores, todo para Morales es un complot de Estados Unidos y quienes están en esos movimientos son contratados por la DEA, según el exmandatario, por eso parece que éste tiene una obsesión, a menos que se trate de propaganda.

Para Morales hasta los periodistas tienen un pacto con la DEA, apuntando a desunir a su partido, derrocar al Gobierno o cuánta cosa negativa se le pase por la cabeza, anda declarando enemigos a diestra y siniestra, buscando que se vaya del país cualquiera, o que pague con cárcel.

Pero para muchos analistas y algunos militantes de su propio partido, Evo es un sujeto de división de esa tienda política, pero para otros es el símbolo de la unidad, tiene seguidores y detractores, que lo defienden o lo critican, sin embargo, puede que tenga un costo político el señalar a enemigos de su partido, sobre todo sus adeptos, quienes buscan la renovación.

Morales ganó simpatías y antipatías cuando renunció a la presidencia de Bolivia, en 2019, y huyó del país, según él por miedo a las represalias en su contra, quizás con la esperanza de volver como un héroe como lo hizo su mentor Hugo Chávez, pero no le salió bien el plan, porque hubo gente que festejó su alejamiento y otros que lo defendieron en las calles.

Si bien ordenó a diputados y senadores que renuncien para crear un vacío de poder, no calculó que la oposición podía ocupar un espacio en la presidencia de la Asamblea, y su plan de volver no se concretó. Mientras estuvo fuera la gente se fue enterando de muchas cosas que nos andaban bien durante su largo periodo como gobernante, y no pudo volver como héroe y mucho menos a ocupar el puesto de presidente.

Es muy probable que algunas personas tengan vínculos con gente de Estados Unidos, pero si hubiera un complot de la DEA en su contra o contra el Gobierno, ya habrían actuado de manera más contundente, como lo hace con Rusia, con bloqueos económicos o envío de armamento. Pero lo más probable es que a Estados Unidos ni siquiera le importe lo que pasa en nuestro país, a menos que esté interesado, de alguna manera, en los recursos naturales como el litio u otros.