Sábado 05 de mayo de 2012
ver hoy
Por un momento, es posible alejarse de la estridencia citadina, de las declaraciones de los altos funcionarios y del ruido de las manifestaciones, de los bloqueos y de otras expresiones del descontento popular que aflige al país desde el último lustro, empeorado desde el 2010.
Es posible decir: “un ratito”. O jugar como niños aquella apuesta “stop” para quedarnos casi sin respirar en el ensueño y en la imaginación, para tener presencia consciente en el lugar y en el minuto preciso sin interferencias externas. O, más infantil y boliviano: “bola, bola”, fórmula que equivale a detener la guerra de bolitas, el conteo para esconderse o para dar tregua al turno de la “mancha”.
Gracias al trabajo de reportera de tierra adentro, pude estos días autopermitirme un “bola, bola” y salir de la intensidad confrontacional que alientan muchas autoridades. Me escapé a propósito de las declaraciones tan despistadas del Ministro de Salud y huí en diferentes buses, casi perseguida por los conflictos, de cuanto bloqueo estaba programado para la semana.
En cambio, seguí, como a contramano de la historia contemporánea, los traslados de 700 músicos a través de poblaciones de la Chiquitanía y del Chaco. Gracias al incansable apego por la belleza que desarrolla la Asociación por la Promoción del Arte y la Cultura, APAC, este año se reeditó el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana “Misiones de Chiquitos”. Esta novena versión durará nueve días con 48 conciertos de grupos de 19 países en once sedes, casi todas capillas y templos católicos de Santa Cruz de la Sierra, San Javier, Concepción, San Ignacio de Velasco, Santa Ana, San Rafael, San José de Chiquitos, Santiago de Chiquitos, Porongo y la novedad del 2012: Villa Montes, en Tarija. Algunos conciertos de grupos infantiles o juveniles se realizan dentro de un programa paralelo en los atrios.