Miercoles 11 de mayo de 2022

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Por: Lic. María Elena Auccaise Adrián
Aburrirse en clase es supremamente fácil. La gran cantidad de distracciones que tenemos hoy en día nos hace cada vez más arduo enfocarnos en una sola actividad, más aún cuando la clase es monótona, estar haciendo lo mismo por un largo lapso, se nos hace a veces imposible, lo cual influye de gran manera al estado emocional de los estudiantes.
Las emociones de las niñas y niños, determinan las acciones que estos emprenden, de tal manera que actuaran de acuerdo a la emoción que les surja en el espacio interaccional del aula, habiendo entonces emociones de gusto y agrado que dispongan a los estudiantes a realizar acciones para aprender y otras de desagrado y fastidio como el aburrimiento que obstaculicen el aprendizaje. Para poder llegar a los estudiantes de modo que les llame la atención lo que se les está enseñando, deben sentirse cómodos y la mejor manera de lograr que les guste lo que están aprendiendo es que estén en constante movimiento de modo que lo que aprendan, lo aprendan haciendo uso de todos sus sentidos, para que este aprendizaje ya sea nuevo o antiguo pueda ser mejorado y así asimilen de manera holística.