Muertes en las universidades

Cuando los padres se esfuerzan para que sus hijos vayan a la universidad, esperan que en poco tiempo terminen una carrera para seguir su vida profesional y puedan ser independientes, pero no se espera que vayan a una asamblea y pierdan la vida.

La noticia de la muerte de cuatro universitarias, en Potosí, consternó a todo el país, porque no es la primera vez que un hecho fortuito ocurre en circunstancias de una asamblea para elegir a los representantes que apoyarán a los estudiantes y velarán por sus justas reivindicaciones, este hecho ocurrido de manera reciente recuerda las muertes ocurridas en la Universidad Pública de El Alto, UPEA, cuando un barandal cedió a la presión de los estudiantes aglomerados y algunos de ellos cayeron y perdieron la vida en ese incidente.

En el caso de la UPEA, el agravante fue que los alumnos estaban agrupados en plena pandemia, cuando se recomendaba mantener cierto distanciamiento social, los alumnos estaban amontonados gritando consignas y empujándose unos a otros en un tercer o cuarto piso, tal tuvo que ser la fuerza con la que presionaron el barandal que se rompió y algunos no pudieron sujetarse.

En el caso de Potosí, los estudiantes realizaban una asamblea para elegir a sus representantes de la Federación Universitaria Local, FUL, pero alguien lanzó una granada de gas, lo que provocó que se formara una avalancha humana que dejó a más de 60 heridos, entre graves y leves, además de las 4 muchachas fallecidas.

Esas actividades se deben normar y hacerlo de forma ordenada, y para evitar impugnaciones, reclamos y protestas; no se debe permitir la aglomeración de personas, para evitar cualquier accidente y si es necesario reunir a los alumnos, se debe programar en un espacio amplio y mejor si es abierto, de esa manera se mantiene el orden y no hay aglomeraciones que pueden poner en riesgo la integridad de los estudiantes.

Asimismo, en el plano académico se debe enseñar disciplina, orden y respeto, para que cualquier reclamo se haga dialogando y no de manera violenta o agresiva, además que si se ponen reglas y límites, y se las respeta, no será necesario que ocurran esas aglomeraciones, la gente se reunirá, pero de manera ordenada y sin riesgos innecesarios.

Los docentes deben hallar la forma de evitar más accidentes como los que se tuvo que lamentar en Potosí y El Alto, porque la vida es primero y se la debe preservar sobre todo. Está en sus manos enseñar sobre integridad, sobre disciplina, sobre orden y respeto a las normas y reglas, a dialogar y no sobrepasar los límites, ya que los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos de los demás.