Domingo 01 de mayo de 2022

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Tras un bombardeo ruso, un hombre perdió parte de su pierna y permaneció aturdido en una camilla, mientras algunos civiles ayudaban a un paramédico a llevarlo para que fuera atendido.
Otro se encontraba en una banca del parque, con una correa ceñida a su pierna por encima de una gran herida ensangrentada.
En un hospital, los vendajes envuelven el hombro de una mujer que fue operada de las heridas producidas por el bombardeo de su pueblo.
La llegada de la Pascua ortodoxa oriental esta semana no trajo una tregua a la guerra en Ucrania, tras 60 días de invasión rusa, y el dolor y el sufrimiento siguen grabados en los rostros de los heridos, de los afligidos y de los que temen lo que puede estar por venir.
En la localidad de Irpín, en las afueras de Kiev, un sepulturero removía la tierra del suelo alrededor de otros cientos de tumbas nuevas adornadas con flores y fotos de los fallecidos.
En el pueblo de Ozera, dos mujeres se abrazan en la calle durante el funeral del marido de una de ellas. El hombre fue detenido en su casa por soldados rusos el mes pasado y después fue encontrado muerto a tiros a kilómetros de distancia.