Sus hijos son toda la motivación para una joven madre vendedora ambulante

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“Tengo hijos y estoy sola, vendiendo nomas los mantengo”, fueron las palabras de la señora Cristina que llevas más de 10 años en la venta ambulante de jugo de naranja para el sustento de sus hijos.

El comercio ambulante representa una fuente laboral para los jóvenes no solo de Bolivia, sino de todo el mundo, las mujeres que se dedican a este oficio, es porque muchas son jefas de hogar, o son divorciadas que asumen responsabilidades de generar ingresos para sus hijos.

Tal es el caso de doña Cristina, dedicada a la venta ambulante desde que era una niña, proveniente del municipio de Challapata, lugar que dejó a temprana edad, pero frecuenta para trabajar en los sembradíos.

“Hay que trabajar siempre, si no trabajamos… ¿De dónde va venir la plata?”, señaló la joven madre quien ahora se dedica a la venta de jugo de naranja y pomelo llevando un particular carrito, al que adaptó un espacio para llevar a su bebé de tan solo seis meses.

“La competencia es fuerte, ellos venden más barato pero la naranja está cara, ya no vendo como antes y además con mi wawa ya no puedo salir a vender más temprano”, expresó doña Cristina observando tiernamente a su hija.

Ser un comerciante ambulante implica tener tropiezos con la Policía Municipal que en ocasiones los sancionan o directamente confiscan sus productos.

“Vendiendo así me he hecho reñir con varias personas, las que tienen puesto fijo siempre nos votan”, dijo refiriéndose a los empleados de trabajos informales quienes suelen realizar las denuncias a los agentes ediles para que retiren a los comerciantes ambulantes.

Fuente: LA PATRIA