Enrique Eduardo Cabrera Rodríguez

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Para Enrique Cabrera, Imba S.A. es más que una empresa de alimentos, es su trabajo, su vida. Con ella creció profesionalmente y también le dio la oportunidad de vivir experiencias que pusieron a prueba su capacidad y dejaron en claro la importancia de lo que hace.

Enrique estudió en el Colegio La Salle de Oruro; consiguió el bachillerato y con todo el conocimiento adquirido, hizo las maletas y se fue a Cochabamba para ingresar a la Universidad Mayor de San Simón, a la carrera de Ingeniería Agronómica.

Tras rendir todas las materias en la universidad, tomó una decisión que marcaría su vida. Efectuó la tesis titulada “Digestabilidad de proteína vegetal en pollos parrilleros”, en Imba S.A., que no solo le sirvió para obtener el título, sino que la calidad de su trabajo sirvió para que el dueño de ese entonces, don Hernán Rivera, le invitara a ser parte de la empresa.

“(Para ser exitoso hay que) ser responsable, constante, perseverante con el trabajo y la proactividad que uno tiene para realizar este trabajo”, señala.

Al margen de los conocimientos técnicos que adquirió a lo largo de su carrera, algo importante que aprendió, es la importancia que tiene su trabajo para la sociedad, porque ya estando como Jefe Regional de Ventas en Oruro, vio como la pandemia por el Covid-19 amenazaba con dejar sin suministro de pollo a la ciudad “de Pagador”.

“Lo que realmente nos afectó fue la pandemia, hemos tenido que trabajar en horarios restringidos, días restringidos, (dar) incentivo a nuestros trabajadores, ver cómo abastecer del producto a nuestra ciudad de Oruro para que no falte en la canasta familiar”, cuenta.

Sin importar que se presenten este tipo de situaciones u otras similares, Enrique Cabrera está comprometido con su empresa y con la sociedad orureña y boliviana. “(Tenemos) retos y nuevos proyectos en mente, para agrandar la empresa y seguir adelante”, finaliza.