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Luis Fernando Gómez Chavarría - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 01 de mayo de 2022

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Oruro Productivo

Luis Fernando Gómez Chavarría

01 may 2022

El hombre que lleva la danza en la piel

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De pie frente a los espejos fijados en las paredes de su academia y descansando la mano izquierda en una barra de ballet, Fernando Gómez, de casi 72 años, con mucha elegancia y agilidad, extraña para quienes llegan a esa edad, posa para unas fotos mientras va rememorando algunas satisfacciones que le ha dejado la vida, en la que ha llevado la danza “pegada” a la piel.

El “profe” Fernando, como lo llaman cariñosamente cientos, quizá miles, de alumnos de danza a los que ha impartido toda su sabiduría y conocimiento, nació en Oruro en 1950.

Desde niño ya le encantaba el arte en sus diversas expresiones, pero cuando acudió a la academia de Ballet Oruro, supo que la danza no le gustaba, sino que era una necesidad, como comer o dormir.

Tras tener esa epifanía, su necesidad de imbuirse más en el mundo de la danza, lo llevó a ir a Argentina para formarse de manera profesional. La Academia Nacional de Danzas en Córdova, la Academia de Teatro Colón de Buenos Aires, la Alta Escuela de Modelaje y Diseño Liverpool y más adelante Instituto del Seguro Social en México DF, fueron algunas de las instituciones en el extranjero, en las que Fernando desarrolló su talento.

A su retorno a Oruro, con tan solo 18 años creo una entidad que es todo un ícono de la cultura en la región: el Ballet Katushia y unos años después el Conjunto Folklórico Anta Wara, ambos el 7 de noviembre.

Desde entonces, Fernando Gómez no solo ha brillado como un gran bailarín, sino que ha ido sembrando el amor por este arte en sus alumnos, muchos de los cuales incluso han creado sus propias escuelas de danza a lo largo y ancho de Bolivia.

Las paredes de su casa son la evidencia del éxito que ha tenido “el profe” en su vida, pues no hay rincón que no esté cubierto por un diploma, plaqueta o medalla de reconocimiento a su talento y aporte cultural; asegura que hay cajas llenas de estos premios, que no ha podido acomodar.

Entre tanto éxito, Fernando recuerda la primera vez que consiguieron un premio internacional con el “Katushia”. Lucharon mano a mano el podio con una academia de la desaparecida Unión Soviética; desplegó un “arsenal” de coreografías y bailes, pero su triunfo vino gracias al Norte Potosí; un tinku interpretado con agilidad que sorprendió al público y a los jueces en Chile.

Con muchas metas cumplidas, Fernando Gómez aún continúa dedicado a la danza y aportando a la sociedad. Quiere seguir llevando la cultura boliviana por el mundo y por el momento no piensa “jubilarse”.

“Lo más hermoso, lindo y un alimento al espíritu, es todo tipo de arte, en este caso la danza es una gimnasia completa y hay que hacer lo que a uno le gusta con disciplina, con honestidad y con mucho cariño”, finaliza.

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