Edmée Mireya Castillo Rojas

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La perseverancia, la tenacidad, la preparación y el carácter, son elementos que le permitieron a Edmée Castillo, romper paradigmas e imponer su estilo de vida, para sobresalir de manera independiente y forjar un mundo de emprendimientos, a fin de demostrar que la mujer tiene toda la capacidad para salir adelante, sin necesidad de dependencia.

La orureña, de profesión administradora de empresas, es un libro cuyas páginas están escritas con base a amor propio, decisión y convicciones fieles a propósitos alcanzables, cuyos objetivos son metas pasajeras pero realizables para seguir creciendo.

Luego de salir bachiller, su papá fue quien decidió dejar de mantenerla, porque consideró que podía valerse por sí misma, sin quitarle su cariño y apoyo incondicional porque creía en ella.

Edmée demostró en el colegio que todo era posible si uno tenía firme sus propósitos, es así que ya mostraba señales de ser una emprendedora, en principio, con actividades artesanales, luego con un restaurante que funcionaba solo los fines de semana.

Una de las experiencias que la marcaron fue cuando llegó a un banco, su primer trabajo sin ser aún profesional, ya que pasó por una carrera administrativa que se inició desde mensajera. Posteriormente, llegó a la bóveda de un banco para contar billetes, se identificó como McPato, al verse rodeada de tanto dinero, fue el momento que se idealizó y soñó con tener todo eso, pero propio.

Una vez en la universidad, trabaja y estudiaba, era activa y luchadora, peleaba por los derechos de la mujer ante la discriminación que observaba en su carrera, situación que le costó reprobar una materia, solo por gusto del docente.

Cumplió funciones en una entidad del Estado, sin embargo, no nació para ser sometida y decidió abrirse campo por sí misma, dejó su natal Oruro para ir por otras ciudades como La Paz, Cochabamba y Sucre, donde encontró resultados a sus objetivos.

Para Edmée, la capacitación constante fue fundamental, porque solo así pudo llegar a conquistar el éxito, como profesional; pero sin dejar de lado los valores que permiten construir una mejor sociedad. Tras nueve años de ausencia, volvió a su terruño para convertirla en cuna de emprendimientos.

Asimismo, decidió apostar por el desarrollo y contribuir con su trabajo al progreso de la Alta Tierra de los Urus, esta vez desde su puesto de concejal munícipe, donde trabaja con ahínco en la fiscalización de la labor edil.

Con toda la experiencia adquirida en su vida, su propósito es también ayudar a las personas que lo necesitan y más si son mujeres; se identifica con su género, por ser vulnerable ante una sociedad machista.

“Nunca pierdan las esperanzas, porque es lo que nos motiva a seguir adelante (...) En los momentos duros es cuando uno tiene que ser más fuerte, cumplir con sus aspiraciones, sin ver las barreras porque siempre estarán y más para las mujeres, por ser un doble trabajo”, afirmó.