Domingo 01 de mayo de 2022

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Tomar decisiones en el momento preciso y aprovechar las oportunidades existentes, llegan a ser la clave para alcanzar el éxito, muchas veces inesperado debido a los cambios radicales de rumbo.
Se podría decir que Orietta Hidalgo siguió ese modelo, quien atraída por el mundo de las leyes, el cual creyó sería su destino, tuvo un giro inesperado por las dificultades que atravesó, por ello, apuntó a un emprendimiento personal, cuya fama está en ascenso en la industria de la joyería.
Ese golpe inesperado y necesario, llegó junto a la pandemia a causa del Covid-19, lo que le obligó a reinventarse. En esos días duros, donde la gente estaba confinada para no contagiarse, Hidalgo tuvo la idea de crear joyas artesanales, una alternativa para lidiar con la difícil situación económica.
Fueron 15 las joyas que le abrieron la senda de un futuro promisorio; se vendieron como pan caliente pese a la crisis sanitaria. Luego vinieron otras 15, cual manjares en un aparador de pastelería, se comercializaron de inmediato.
He ahí el momento detonante para pensar en grande, con criterio y el apoyo familiar comenzó con su empresa, adquiriendo maquinaria para la joyería industrial. Solo bastaron ocho meses para consolidarse con sucursales en los nueve departamentos del país, Tupiza fue la pionera para conocer la marca impuesta por Hidalgo.