Aunque favorece a ciertos sectores preocupa mucho el comercio de oro

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No solo se trata del comercio de algunos kilos de oro boliviano, más bien de “toneladas del metal precioso” que salen al exterior, incumpliendo mayormente las regulaciones de exportación de minerales y especialmente las del oro, que por su específico valor debe pagar una respetable regalía.

A falta de apropiada información sobre la venta de oro, que según ciertos datos sale del país por toneladas, algunas autoridades departamentales comenzaron a preocuparse por el millonario negocio que no reditúa beneficios para el Estado y menos para las comunidades de las que se extrae el metal precioso, sin control oficial y cuyo comercio enriquece a comerciantes ilegales que “rescatan, venden y exportan” el oro en cantidades significativas.

Bajo esas condiciones es evidente que el negocio del oro, mueve miles de dólares con beneficios particulares, pero eludiendo la responsabilidad del pago impositivo por un comercio que de ser legalizado, generaría cierto porcentaje de ingresos en cuentas que las autoridades dispondrían para realizar proyectos de beneficio comunitario. La falta de control en este rubro es patética.

Quiénes están cerca al comercio de oro, reconocen que no hay autoridades que exijan el cumplimiento de obligaciones, por tanto la evasión impositiva es pura y simple. El oro se vende abiertamente sin pagar regalías que deberían aplicarse en lugares estratégicos por los que circula ese negocio. Sólo productores auríferos legalmente establecidos pagan un gravamen por el comercio del metal precioso, mientras un volumen considerable de oro se negocia al margen de controles oficiales.

Se recuerda que el pasado año exportamos oro por un valor de 2.557 millones de dólares, con expectativas especiales para la recuperación de regalías, sin embargo y sin mayores explicaciones esa importante venta de oro apenas dejó una regalía de 44.5 millones de dólares, ni el 50% de lo que correspondía legalmente, con un detalle de próxima regularización de aportes. De ese modo las ventas de oro solo ilusionan, sin satisfacer expectativas y derechos legales.

El oro boliviano tiene su mejor mercado asegurado, con los comercializadores de la India que resulta el destino de las mayores cantidades del metálico dorado de nuestro país para cubrir una exigente demanda, como la última revelada por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce) al confirmar una venta por 1.845 millones de dólares. Otras ventas de oro, según el IBCE corresponden a Emiratos Árabes por un valor de casi 400 millones de dólares y Turquía por un monto de 137 millones de dólares. Se consigna este informe por considerarse el que revela las más importantes ventas de oro boliviano.

Otro acápite del IBCE con datos del Ministerio de Minería, reitera que hasta septiembre del año pasado las regalías que se pagaron por el oro, llegaron a los 44,5 millones de dólares, monto del que la minería estatal pagó nada más que 13.155 dólares, la minería privada aportó con 3,7 millones de dólares y las cooperativas lo hicieron con 40.8 millones de dólares.

Fiscalización

Sobre esta materia, la senadora Cecilia Requena que hace seguimiento a la exportación de oro, señaló que se necesita una mayor fiscalización y el funcionamiento de un registro y control del comercio del oro, utilizando moderna tecnología, de la que se carece actualmente y que deberá ser conectada a la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera, (AJAM) con lo que se garantizará un eficiente control en el comercio del oro.

Frente a una “salida indiscriminada” de oro, la parlamentaria orureña, insistió en la necesidad de contar con un sistema de registro y control del comercio de oro, que tenga tecnología apropiada y esté conectado a la AJAM para lograr transparencia en la información sobre quienes exportan oro, en que cantidades lo hacen y si están dentro el margen de la minería legal, para frenar la minería irregular que es parte de una cadena que burla los controles oficiales. Se pedirá a la autoridad pertinente, frenar el uso del mercurio que daña el medio ambiente y que utilizan especialmente los mineros auríferos.