Catavi: Masacres y resistencia de los trabajadores
01 may 2012
Por: Eduardo Quillaguamán Sánchez
Después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se crea la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Entre sus principios estaban: El derecho de asociación, salario justo, jornadas de ocho horas, etc.
En nuestro país también empieza la movilización de los trabajadores para lograr esas reivindicaciones sociales. Lamentablemente la respuesta de los dueños del país, y de los gobiernos serviles a estos fue la represión y masacre de los trabajadores. Trataremos de sintetizar las masacres y luchas de los trabajadores mineros en los distritos revolucionarios de Catavi y Siglo XX, que sin duda se constituyeron siempre en vanguardia de la clase-trabajadora.
El año 1923, en el gobierno de Bautista Saavedra, se produce la primera masacre de mineros en Uncía. Entre los varios puntos del pliego petitorio de los trabajadores a la Empresa Minera “La Salvadora" de Simón I. Patiño: sobresalía el derecho de asociación. Esta masacre se produjo en la plaza Alonso de Ibáñez de Uncía con un resultado de 10 muertos. Al año siguiente como consecuencia de este hecho se dictan las primeras Leyes Sociales en Bolivia. Es decir, hasta ese momento los trabajadores de Bolivia no tenían ningún derecho.
Paralelamente al progreso económico de las empresas de Patiño, los trabajadores mineros también van organizándose sindicalmente mejor, pero es a partir de la conclusión de la Guerra del Chaco (1932-1935), que quienes regresan vienen con una nueva conciencia de Patria, dispuestos a cambiar el país.
En 1942, se produce la segunda masacre. Los mineros, sus esposas e hijos que pedían reajustes salariales fueron masacrados en la pampa que se encuentra entre Llallagua y Catavi que después se llamó campo "María Barzola”, en homenaje a la palliri que ofrendó su vida por reclamar justas reivindicaciones, ella encabezaba la marcha llevando la bandera boliviana. El saldo fue de 40 muertos y el gobierno de turno fue el de Enrique Peñaranda. En Catavi, defendiendo el sindicato murió un joven dirigente llamado Alberto Salinas, también envuelto en nuestra bandera, en su homenaje le pusieron su nombre al teatro de Catavi, pero cuando tenía que llegar el hijo de Patiño llamado Antenor a esa población, le cambiaron el nombre por el de Simón I. Patiño. Antenor no llegó y el nombre sigue hasta ahora. Creo que es justo recuperar la memoria de Alberto Salinas y reparar esta inconsecuencia.
En 1949 se produce la tercera masacre, los trabajadores pedían incremento de salarios y congelamiento de precios en pulpería, aunque hubo reacción de los trabajadores, estos sufrieron la peor parte; 144 muertos y 23 heridos y el gobierno de turno fue el de Mamerto Urriolagoitia.
Como corolario de estas luchas sociales se produce la Revolución de 1952, cuya medida fundamental fue la Nacionalización de las Minas, se firma este decreto en los campos de María Barzola. A partir de este hecho surge una nueva etapa para los trabajadores mineros, donde se auguraba un gran porvenir. Empero, la traición de los mismos dirigentes políticos que habían dirigido la revolución, hace que los militares retornen nuevamente al poder a partir de 1964 y con ellos nuevas masacres de mineros.
En 1964, cuando se producía el golpe de Barrientos, dando inicio a la etapa negra de gobiernos militares, es épica la acción de los mineros cuando derrotan a los militares en los campos de Sora Sora. Pero eso no bastó, porque Barrientos igual toma el poder, iniciando inmediatamente la arremetida contra los trabajadores mineros. En 1965 ataca los campamentos mineros de Catavi y Siglo XX con varios muertos. En Uncía los estudiantes del colegio Rafael Bustillo (este Colegio se creó en 1946), en su mayoría hijos de trabajadores de Catavi y Siglo XX salen en manifestación repudiando a los militares, mientras los aviones de guerra volaban y disparaban proyectiles a los cerros para amedrentarlos, estos jóvenes estudiantes continuaron valientemente su marcha hasta culminar el recorrido, posteriormente se dirigieron a Catavi sorteando el peligro.
Después vino la fatídica noche de San Juan en 1967, la toma del campamento minero de Siglo XX por el ejército, tuvo como pretexto ligar a los trabajadores mineros con las guerrillas del Che Guevara. El Gobierno reconoció la muerte de 24 personas, pero la cifra ha debido ser mayor, ya que el hospital de Catavi estaba repleto de heridos, incluyendo algunos soldados. Dicen que los soldados esa noche, casi amaneciendo, disparaban a todo lo que se movía, no se salvaron ni los perros.
Banzer también hizo lo suyo, la oposición de los trabajadores a ese gobierno de facto fue desde un comienzo de su gestión, los trabajadores mineros marcharon hacía Oruro para defender el gobierno popular de Juan José Torres, pero fueron repelidos en Vinto. En Avicaya murieron algunos trabajadores de Catavi. Posteriormente las fuerzas armadas ocuparon violentamente las minas de Catavi y Siglo XX, también con muertos. Fueron cuatro mujeres mineras de estos distritos entre las que se encontraba doña Domitila de Chungara, quienes entraron en huelga de hambre y propiciaron la renuncia de Banzer.
También García Meza recibió resistencia de los trabajadores. En el golpe de 1980, cuando los militares se aprestaban a tomar las minas de Catavi y Siglo XX, se les frenó en Miraflores, el combate duró casi toda la noche. En Catavi, en el huerto donde se sembraba legumbres y hortalizas, que fue utilizado por los militares como un pequeño cuartel había una pequeña fracción de soldados. Imprudentemente un dirigente joven de Siglo XX encabeza la toma de este pequeño reducto, los soldaditos huyen, sin embargo, uno es alcanzado por un proyectil en su pie. Esto enardeció al jefe militar quien estuvo a punto de producir una gran masacre, más bien no se llegó a ese extremo.
En ese golpe se toma la COB, donde murieron Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores y Gualberto Vega, de este último se habla muy poco, fue un dirigente joven aparte de ser dirigente sindical lo fue también del club deportivo The Strongest de Catavi, siempre amable y cortés, con una sonrisa en sus labios que daba confianza al interlocutor. Un líder joven con gran proyección para el futuro, lastimosamente su vida fue truncada por la barbarie. Eran tiempos difíciles y peligrosos para los dirigentes. Actualmente ser dirigente sindical es como estar en el paraíso.
En fin, fueron muchos los trabajadores mineros que ofrendaron su vida por la democracia. En 1952 tomaron el poder, se lanzaron medidas a su favor, pero pasados los años fueron traicionados por los gobernantes de turno. En 1971, cuando funcionaba una Asamblea Popular y el poder estaba casi en manos de los trabajadores, las discusiones partidarias e inútiles frenaron este proceso. En 1982, el presidente Siles ofrece a los trabajadores la mitad del gobierno, pero los dirigentes no aceptan, al contrario con sus huelgas y paros aceleran la caída de este gobierno popular, dirigentes que no orientaron bien a las masas, llegando al genocida D.S. 21060, donde los trabajadores mineros son relocalizados (despedidos) y los campamentos mineros se convierten en pueblos fantasmas. Dura lección para los trabajadores mineros y para el país entero. Actualmente se están recuperando algunas minas principales para el Estado y la dirigencia sindical está saliendo de su letargo. Ojalá nunca más se repita esa historia negra que tuvo que vivir el pueblo boliviano. Dedicado a los trabajadores mineros que siempre fueron y serán el sostén del país.
(*) Abogado
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