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El triunfo de la imaginación - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 27 de marzo de 2022

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Cultural El Duende

El triunfo de la imaginación

27 mar 2022

Sostiene Diego Mondaca: “al Chaco y a la guerra los hemos tenido que imaginar. De la imaginación (sin nacionalismos, patriotismos o condescendencias) sale la peli. Es mi idea del horror. Una ficción que está en la mesa familiar de muchos de nosotros. Desde ahí hay que verla, conversarla; desde la imaginación de un horror pasado cuya materialidad permanece hoy. Es un poco nuestra shoah”.

La imaginación, concepto clave. No es para nadie novedad que el Chaco es la principal y mayor convergencia temática en expresiones artísticas y culturales en Bolivia. Y que, antes todo, sus razones, contextos y efectos son categorías de análisis y pensamiento histórico, político y sociológico. A pesar de la profusión de escritos, cantos, dramas y expresiones plásticas, son pocas las alusiones que eluden el patrioterismo y patetismo: la oda reivindicativa del derrotado. Estas pocas excepciones son, precisamente, las que sobresalen.

En el capítulo “El arco de la modernidad” de Hacia una historia crítica de la literatura en Bolivia (PIEB, 2002), Blanca Wiethüchter señala: “el vaciamiento de sentidos que practica Hilda Mundy en Pirotecnia (1936), o el dialogismo frívolo de Rodolfo el descreído (1939) de David Villazón, novela en la que el autor se burla explícitamente desde las notas al pie de página del narrador, constituyen las rupturas que imaginan un mundo en ruinas”. En el mismo texto, continúa: “esa vanguardia quedó ignorada en nuestra historia literaria y mutilada en su impulso por el boom de la Guerra del Chaco, el que otorgó el triunfo, en desmedro de las experimentaciones vanguardistas, a los productores del sentido ‘fondista’”.

Sin querer menoscabar a estos “triunfadores fondistas” (nadie va a poner en duda el valor y calidad de El pozo del Chueco Céspedes o Aluvión de fuego de Oscar Cerruto, por ejemplo), recién en los últimos años se propició la salida a luz de estas obras tan irreverentes como fundamentales sobre el Chaco, que menciona la autora de Asistir al tiempo. Y todo gracias a las reediciones cuidadas y acertadamente prologadas de La Mariposa Mundial. Podríamos agregar una tercera: Chaco, de Luis Toro Ramallo, que forma parte de la Biblioteca Plurinacional editada en 2014 por el Ministerio de Culturas, una colección de ocho libros esenciales de la primera mitad del siglo XX, injusta e inexplicablemente olvidados.

La referida edición de Chaco, viene prologada por Wilmer Urrelo, quien en una de sus reflexiones parecería dialogar con Wiethüchter: “creo que todo esto, tomarse la guerra con esa supuesta superficialidad, hizo que la obra de Villazón fuera condenada al olvido con muchísima intención: es más fácil no prestarle atención a un libro que jode a una generación a atacarlo, pues eso lo haría crecer más”.

Pero incidamos un poco más. En una nota a propósito de la publicación de Rodolfo el descreído, Rodolfo Ortiz, director de La Mariposa Mundial, escribe: “la Guerra del Chaco resuena aquí a través de una estética de la insubstancialidad en la cual la novela abiertamente se reconoce, y no solamente ella, sino fundamentalmente una segunda, la novela de un tal Jorge Santa Cruz (ganador del Premio Gordo de Lotería) que se entrevera dentro de la propia novela de David S. Villazón para narrar con precisión los ‘sucesos’ acaecidos alrededor del, digamos, ‘gran suceso’ llamado Guerra del Chaco”.

Además de historia y testimonio, el Chaco fue vivencia, renovación y parteaguas. Cómo no seguir, entonces, provocando miradas. Además de las letras, entonces, está la música: los nunca del todo bien ponderados boleros de caballería. Y está la imagen. Mondaca lo dice mejor “…y están también esas imágenes y sonidos del Chaco que nunca vimos. Ese horror que, si bien fue relatado en la literatura, pocas veces pasó al cine”.

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