Incongruencias

Bolivia muchas veces tiene situaciones muy extrañas, que la hacen un país único, y por lo general se trata de las incongruencias que se presentan en las diferentes instituciones del país, en esta ocasión le toca a la Policía y su relación con los bloqueos y otras medidas de protesta.

Dependiendo de qué se proteste o del sector social que lo haga, la Policía reacciona en proporción, ya que si la protesta es contra el Gobierno, sin importar que se trate de una marcha pacífica o de un bloqueo de calles, la institución del orden reaccionará de inmediato y con mucha fuerza, usando gases lacrimógenos para dispersar a la gente, y a veces hasta de forma violenta para dispersar a los ciudadanos.

En cambio, si los sectores sociales afines al partido gobernante protestan, o si es contra los opositores, la Policía no reaccionará con el argumento de que “no existe orden para intervenir en los bloqueos”, o usará otras excusas para no intervenir.

En cambio, sí se actuó con rapidez y quizás un poco desproporcionadamente, cuando los maestros marcharon reclamando más ítems al Gobierno, gasificaron y se enfrentaron, hubo heridos y detenidos, no estaban haciendo destrozos, no lanzaron cachorros de dinamita, sólo marcharon.

Es cierto que se critica el actuar de la Policía cuando se tiene consideración con quienes no la merecen, pero la función de los efectivos policiales es resguardar a los ciudadanos de cualquier peligro o exceso, no reprimirlos cuando no comulgan con sus ideales.

Uno de los problemas es que la institución policial está bastante desprestigiada por la corrupción que campea, ya que en lugar de cuidar a los ciudadanos, quienes reclaman sus reivindicaciones los reprimen, en lugar de cuidar que los conductores no cometan infracciones que ponen en peligro a los transeúntes, se pasan buscando a vehículos “mal estacionados”, pero no habilitan lugares en los que se puede dejar los coches, pero así es más fácil cobrar una multa.

Cuando les conviene actúan junto a su pueblo y cuando no, se ponen del lado del poder.

La Policía, por esas y otras situaciones se ha ganado la desconfianza de la población, en lugar de ser al revés, y si se quiere recuperar la credibilidad se deberá trabajar mucho, y realmente ser una entidad de protección a la ciudadanía.