Como quiera que desde hace un mes existen movilizaciones sociales con paro de actividades, el presidente Evo Morales y sus ministros, a través del Decreto Supremo 1210, emitido el pasado viernes, se sumaron a aquellas acciones disponiendo el paro nacional de actividades, con la máscara de feriado, para el 30 de abril, un día antes de 1º de Mayo, comprometiendo la actividad laboral con grave perjuicio para el país que tiene dificultades económicas por falta de producción continua.
La decisión del gobierno del Movimiento Al Socialismo de sumarse a los paros, podría considerarse como la neutralización a las manifestaciones obreras, entre ellas médicos, trabajadores de Salud, maestros, afiliados a la Central Obrera Boliviana y se suman las prostitutas en apoyo a médicos, decisión singular en el país y en el mundo, porque aquellas también son ciudadanas y sus derechos están consagrados, como conglomerado del país, en nuestro ordenamiento jurídico. La decisión de las prostitutas ensombrece aún más a la gestión gubernamental, que volvió a soportar el sábado pasado el rechazo de la COB al ofrecimiento del 8 % y el 22,7 % al salario mínimo nacional.
El Gobierno sostiene que no existe capacidad económica para incrementar lo ofrecido, porque hacerlo provocaría aumento a la inflación, inflación que se advierte y rige desde el "gasolinazo" decretado hace dos años. Al día siguiente de esa disposición que puso en peligro la estabilidad gubernamental, los precios en muchos artículos subieron y distorsionaron la canasta familiar, sin que hasta la fecha no haya bajado su incremento, porque el Ejecutivo, sus ministros y asesores no saben cómo contener el índice de inflación, aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE)muestre términos distorsionados, para cumplir instrucciones superiores, teniendo en cuenta que esta institución forma parte de la estructura del Gobierno.
Con este clima de posiciones extremas no se vislumbran caminos de solución que satisfaga a ambas partes y al país que está entrando peligrosamente a la inercia con enormes repercusiones con la sumatoria de otro feriado o paro nacional que dispuso el Gobierno.
Todos esperamos soluciones prontas y no existan otras posiciones extremas, como alguna vez se declaró en huelga de hambre el presidente Hernán Siles Zuazo, cuando se le hizo insoportable gobernar frente a manifestaciones obreras y la hiperinflación de la década del 80 del siglo pasado.
(*) Periodista
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