Con la premisa social de que “mestizos somos la mayoría de bolivianos” se plantea a nivel de diferentes instituciones y, por conducto, de los canales más próximos a los asambleístas departamentales y parlamentarios nacionales que se exija a los responsables de preparar el próximo censo nacional de población y vivienda la inclusión obligada de la variable “mestizo”, en la pregunta censal referente a la identificación personal de los ciudadanos.
En la actualidad, hay cuestionamientos de índole étnica, como ejemplo de mayor actualidad, el caso del Tipnis, cuyos habitantes están preocupados por una de las preguntas sobre la autoidentificación con pueblos originarios o indígenas, como sucedió en la consulta del 2001. Se trata de un censo nacional para los bolivianos y se dice que la mayoría de ciudadanos de este país es mestiza, por lo que la pregunta es clave en la próxima boleta para definir la identificación “originaria” de los bolivianos.
Como hecho anecdótico la historia refleja que en un intento de censo boliviano en 1810, época de la Colonia, se contó a un millón de indígenas, 350 mil mestizos y 150 mil blancos. Así se dividió la población, en tres segmentos que naturalmente variaron más adelante con sentido más claro de lo que significa una población heterogénea, pero tampoco segmentada en decenas de identidades. En ese tiempo los bolivianos eran indígenas, mestizos y blancos.
Sin embargo, en la actualidad y después de la aprobación de instrumentos como la nueva CPE, que pasó por el Asamblea Constituyente y añadió varios articulados sobre las identidades de un Estado Plurinacional, surgen las dudas sobre la verdadera aclaración de la identificación nacional, pues en base a los datos del nuevo censo deberá trabajarse en la estrategia de planificación de servicios para una población que, hasta el 2010, crecía a una tasa del 1,9 por ciento y que entonces establecía más de diez millones de habitantes.
Nadie duda de los beneficios que debe arrojar un censo poblacional, que no debe ser tomado sólo como el instrumento para contar a los bolivianos y establecer cifras repartidoras de curules políticos sino más bien como una alternativa funcional para planificar de mejor manera el desarrollo económico y social de la Nación, con un equitativo reparto de los recursos fiscales y la solución a la demanda natural de servicios, que arroje la consulta estadística, para ejercer con derechos establecidos las mejoras que correspondan a cada región, donde viven bolivianos, indígenas y mestizos, con algunas variables conceptuales del sentido “originario”.
Las observaciones que se hace a la boleta censal deberían ser recogidas por el organismo pertinente y debería darse curso a un análisis más profundo sobre el tema bastante serio de la autoidentificación ciudadana de todos los bolivianos, con el fin de no distorsionar la validez de las mayorías étnicas que finalmente servirán para mover los programas de beneficio comunitario.
El próximo censo abrirá una caja de sorpresas, es posible que el crecimiento sea superior a las cifras que todavía maneja el INE o que nos enteremos que la migración de bolivianos al exterior redujo sensiblemente nuestra población, como también se comprobará que ese mismo proceso del campo a la ciudad, consolidará esa apreciación de los técnicos de que la mayoría ahora es de mestizos.
En todo caso lo que debe exigirse es que el nuevo censo, que será el décimo de orden oficial en Bolivia, sirva como un elemento de mejorar la planificación del desarrollo económico y social de Bolivia, dejando de lado algunos intereses de aprovechamiento político con las cifras que muestren nuestra crucial realidad de vida y su perspectiva en tiempo y espacio.
Fuente: La Patria
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.