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Domingo 29 de abril de 2012

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Revista Dominical

Feria Oruro Moderno: Un espacio de tradición plena y artesanía

29 abr 2012

Fuente: La Patria

Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Periodista

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Hoy, la zona Norte de la ciudad se convierte nuevamente en el escenario para que miles y miles de comerciantes, tomen las calles de aquel sector para mostrar las potencialidades productivas no sólo de Oruro, sino del país en su conjunto, pues llegó el día en el que una vez más la población acudirá masivamente en procura de adquirir productos, según se dice “del productor al consumidor”.

Para visitar la zona y apreciar la variedad de productos se necesitan un par de horas, pues a disposición del visitante están las artesanías, la gastronomía, frutas, verduras y alimentos de diverso orden, aunque los precios, en cada categoría, son casi parejos. Tampoco faltan los productos de utilidad para el hogar.

Se trata de una actividad comercial itinerante, que por lo menos desde hace 60 años, recorre el territorio orureño, instalándose en Huari, Challapata y Oruro, en éste último caso inicialmente en la zona Norte, en los alrededores de la plaza Sebastián Pagador y una semana después al Sur, en inmediaciones del mercado Roberto Young.

Entre los antecedentes históricos del encuentro comercial, conocido también como “Feria del Cuasimodo” se dice que la iniciativa nació de un grupo de vecinos que organizó una feria agropecuaria en el sector Norte de la ciudad. Desde entonces la feria alcanzó ribetes incluso internacionales, pues llegaban comerciantes de las regiones más próximas de Argentina, Chile y Perú.

El incentivo y el entusiasmo vecinal, cada año reportaba nuevas iniciativas como la organización de juegos recreativos, como el salto en gangocho, carreras de antorchas, concurso de trompos, tunk’una, cacho, choca y otros no sólo de atracción para los niños, sino también para adultos.

Ahora hasta la feria orureña llegan comerciantes desde Sucre, Tarija, Santa Cruz, Cochabamba, Potosí y La Paz, para ofertar la variedad de productos.

RECORRIDO

En el tentador recorrido de la feria, la oferta de productos es inimaginable; desde aquel anciano algodonero o la robusta heladera, que imprimiendo toda su energía baten afanosos su máquina artesanal para entregar a su potencial comprador un pomposo y colorido bocadillo, que a pocos segundos de la degustación desaparecen en la boca en el caso de los agradables algodones de azúcar, o en el otro caso un suculento y tradicional helado de canela.

Con esa “bienvenida” a la feria, el transeúnte inicia su recorrido por los pabellones, donde el ingenio y en cierta medida la habilidad artística de los comerciantes, desde muy temprano posibilita la instalación de los atractivos puestos de venta, donde el “gancho” para la compra son sus mejores ejemplares, sea del producto que fuere.

Amas de casa en su mayoría comandan la caminata, y por ser domingo casi siempre acompañadas de su familia, si no es en su totalidad, al menos el esposo o en su defecto los hijos ayudan a cargas las bolsas.

Mientras el sol del invierno que ya se siente, calienta tímidamente la jornada, metros más adelante del ingreso a la feria, se sitúan los especialistas en juegos de azar, desde las tentadoras “pistolitas” que motivan a los niños a ejercitar la puntería hasta contagiar la tentación a sus padres, que se engolosinan en el juego todo en procura de obtener una recompensa que se traduce en un juguete.

En el sector también están las ruletas y los futbolines, compartiendo escenario con los muñecos inflables y las camas elásticas que también son un espacio de diversión infantil. Cerca se puede a encontrar a un par de jóvenes junto a aquellas pintorescas cajitas acomodadas sobre un trípode desde donde un simpático monito o pajarito, a cambio de un par de monedas para su amo, se encarga de entregar un diminuto papelito en el que su mensaje “depara el futuro”, según el signo zodiacal del curioso que busca éste tipo de entretenimiento.

Y cuando llega el momento de las principales compras, comienza el regateo de precios y la búsqueda de la mejor calidad. Ahí a disposición de los compradores están alimentos en la variedad necesaria. Arroz, azúcar, harina, papa, verduras, frutas frescas y secas, todo a precios para todos los bolsillos.

Sin duda son una atracción muy particular las artesanías en cerámica y madera, que cada año llegan con novedades apreciables, no menos apreciadas son las frutas deshidratadas más conocidas como “k’hisas” que gracias al ingenio de los vendedores, pasa de ser una simple fruta seca a un atractivo muñeco o cualquier otra forma para captar el interés de los compradores.

Motivación aparte son las plantas ornamentales, que en una diversidad están a consideración los amantes de la naturaleza que espera ésta ocasión para adquirir algunos ejemplares para adornar su hogar.

Fuente: La Patria
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