Decepción por negación de un derecho constitucional

Vanas esperanzas y falsas creencias sobre sentimientos humanitarios para quienes han sido apresados por causas políticas o se encuentran exiliados en otro país; son personas cuya ilusión era pasar las festividades de fin de año en unión de sus familiares; pero, el gobierno dijo no, y ese no debería ser irreversible porque está expresado por quienes tienen poder, un poder que ciega y no sabe de sentimientos y respeto por Navidad ni Año Nuevo para quienes no sean de su entorno familiar o personal o partidario político.

Parecería que, de todos modos, debe cumplirse el dicho tan boliviano: “La justicia es la peor injusticia”, con el añadido: “porque la manejan los intereses y conveniencias creados”, extremo que no debería ocurrir porque contraría todo principio de caridad y justicia. No debe olvidarse que los dones de paz y amor que se proclama se basan en la urgencia de crear condiciones para una convivencia de los habitantes y estantes del país; creer que el gobierno, por tener poder, posee derechos, por nadie otorgados, es falsa posición: es, en todo caso, un atentado a principios de comprensión y caridad que debe existir.