Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 El valor de los orureños - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La bella altipampa combinada con el paisaje de las serranías sagradas y las aguas llenas de misticismo, marcó desde tiempo inmemorial al pueblo milenario de los Urus establecido en este territorio, para sembrar una cultura llena de virtudes, legado del cual somos benefactores, ya que en la sangre llevamos esa fuerza telúrica de los Andes y convierte hoy, lo que es Oruro, en una ciudad mágica y de encanto.
No solo es el viento que mediante su silbido transforma melodías de embrujo al cantar o bailar, sino dejó labrada en esfinge la historia de hombres y mujeres, quienes construyeron con el poder de sus brazos, una Patria chica que aún se mantiene de pie, con la esperanza de ser protagonista constante de su propio desarrollo y encaminar una luz hacia el futuro, para resurgir como el ave Fénix.
Oruro tuvo un pasado glorioso que muchos pueblos quisieran tener, cada episodio fue vivido con pasión en busca de objetivos claros y que abrieron el camino de la libertad para un futuro país, llamado Bolivia.
Los movimientos revolucionarios en la Alta Tierra de los Urus, fueron procesos profundos, no muy bien compartidos por historiadores de otras latitudes, quienes invadidos por el romanticismo, intentan menoscabar sin conocimiento y respaldo las páginas de gloria escritas en Oruro.
Muchos consideran que los primeros gritos de libertad se dieron en el siglo XIX, sin embargo, aquello es falso, ya que para un levantamiento en contra la Corona, no solo fue tomar las armas en manos para matar al cortabolsas español, sino tuvo necesariamente que tener un principio político, filosófico, pensamientos emancipadores que ayudaron a construir a través del adoctrinamiento, consciencia para acariciar la tan ansiada libertad del yugo español.
Por ello, necesariamente debemos remontarnos a julio de 1739, época en que se hizo temblar a los europeos, porque bajo el seno de esta tierra acogió a hombres nativos, cuya preparación permitió darle un sentido ideológico a la insurrección, situación frustrada ante una eminente corriente doctrinal que fue la semilla de la emancipación.
MANIFIESTO
“El Manifiesto de Agravios” de 1739 fue el documento elaborado por don Juan Vélez de Córdova, una conspiración contra el orden colonial establecido. El documento declaraba la existencia de un malestar y descontento, era una respuesta a un estado de tiranía ejercida por la cruel España.
Era un documento de denuncia a la explotación que sufrían criollos, mestizos y por supuesto los naturales. Lamentablemente ese intento de sublevación fue frustrado y tanto el autor como quienes apoyaron el movimiento fueron traicionados y pagaron con su vida en la horca.
Este documento no murió con sus protagonistas, al contario se extendió a lo largo de la América morena, una de esas repercusiones se hizo evidente en la rebelión de Huarochiri Lima en 1750.
“El Manifiesto de Agravios” fue el origen de la independencia de Hispanoamérica, porque Juan Vélez proclamó que los europeos deberían ser eliminados del reino, propuso una causa común entre criollos e indios, o sea que todos los nacidos en suelo americano que sufrían la tiranía de los españoles.
10 DE FEBRERO
El 10 de Febrero de 1781 fue un hecho, además de histórico en uno muy particular, ya que de por medio estaba la sublevación en contra de la Corona española y por el otro lado, se sabía del rumor que la indiada estaba organizada para hacer una invasión a la Villa de Oruro, por ello, claramente se establece que la Revolución de 1781 tuvo una amplia participación de mestizos y criollos, en la que los protagonistas principales, eran los hermanos Jacinto y Juan de Dios e Isidro Rodríguez, Caro, Herrera, Pagador, entre otros.
Previo a este episodio, debemos retroceder unos meses, cuando el 1 de enero de 1781 se convocó a elecciones para los cabildantes. Se formaron dos frentes, el primero del español y corregidor Ramón de Urrutia y Las Casas, y el otro de los hermanos Rodríguez, a la cabeza de Jacinto que representaba a los criollos.
Ese día, las calles de la Villa amanecieron con pasquines antiespañoles e incluía el apoyo a Túpac Amaru, que se creía llegaría a Oruro. Eran elecciones decisivas, porque ambos frentes sabían que tomarían el control político y administrativo.
Los criollos perdieron las elecciones, pero había un descontento que era notorio, incluso el cura Menéndez no dio la misa de acción de gracias, porque estaba del lado de los hermanos Rodríguez. Adujo que no pagaron para dar misa en honor de los nuevos cabildantes.
Días posteriores en la Villa se escuchaban en sectores circundantes ya había algunos alzamiento, entre ellos, Paria, Challapata, Caracollo, Condo, entre otras regiones evocando una supuesta rebelión de la cual era protagonista Túpac Amaru desde el Perú.
Ante esas advertencias, se pidió cuidar la Villa, motivo por el cual los mayores recibieron instrucción militar por la milicia escasa que había de parte de la Corona. A mediados de enero de ese año, llega la noticia del ajusticiamiento de Tomás Katari en el Norte de Potosí, en manos del capitán Acuña, situación que tendría gran repercusión en Oruro.
CABILDO
El 26 de enero hubo un cabildo de emergencia ante los sucesos que ocurrían cerca de la Villa y se preparaban acciones de defensa, para ello se reclutó a mestizos, criollos y esclavos, los menos eran militares profesionales de la Corona. Sin embargo, dentro de los profesionales, estaba el capitán Clemente Menacho del lado de los hermanos Rodríguez y en una de las compañías tenía como aliados a su cuñado Antonio Quirós y José Azurduy, y como sargentos a Sebastián Pagador y Felipe Miranda.
La población tenía miedo de los indios alzados. Había turnos de guardia para resguardar la casa de los españoles, así como la casa de las Cajas Reales. Desde el cerro del Conchupata se hacía la vigilancia hacia la planicie para observar si llegaban los campesinos.
En ese proceso, cuyo pensamiento de los hispanos, era que tenían el control de la Villa, con sus ocasionales aliados a favor, pues, se gestaba un proceso de insurrección de los criollos contra la Corona.
A la cabeza del teniente coronel Jacinto Rodríguez, acompañaban los abogados Nicolás Caro, Gualberto Mejía, Diego Flores, Casimiro Delgado, Manuel y Juan de Dios Herrera, eran los cabecillas del denominado “comité revolucionario”.
El 8 de febrero, la Villa amaneció con la noticia de que Urrutia, había ordenado la muerte de los hermanos Rodríguez, de la misma manera que los españoles degollarían a los milicianos sospechosos de desafección a la Corona. En rechazo a esas supuestas determinaciones, en la Villa circulaban pasquines antiespañoles y pre amaristas.
Urrutia intentó entrevistarse con Jacinto, para explicar que solo era un malentendido, sin embargo, no fue hallado en su casa, ya que el temor principal de los españoles era la invasión de los indios.
La Villa estaba integrada por unas 5.000 personas, hubo un bajón poblacional debido a la caída en la explotación de la plata. Menos de 100 eran españoles, pero tenían el poder político.
LA VÍSPERA
La noche del 9 de febrero corrió el rumor que los españoles ajusticiarían a los líderes de criollos y mestizos, ya que los que eran parte de las milicias, fueron desarmados por los propios españoles, pero los mantenían en acuartelamiento.
Con el paso de las horas, la tensión crecía en ambos bandos, los españoles ponían a buen recaudo sus objetos de valor, mientras que los criollos y mestizos tenían un movimiento inusual en la casa de los Rodríguez. Las mujeres se encargaban de dotar de armas blancas ante una posible ofensiva realista.
PROCLAMA
Fue una de las hijas de Sebastián Pagador, Lita, quien llevó al cuartel donde estaba su padre, un arma blanca, además de estar muy acongojada por lo que se avecinaba, situación similar hicieron otras mujeres, ante la vista de la guardia real, que ya veía en Pagador como uno de los traidores de la Corona.
Él ya en las calles, viendo el movimiento de las familias desesperadas se dirigió a los milicianos para emitir una de las proclamas que encenderían la chispa de la libertad en América Latina:
“Amigos, paisanos y compañeros: Estad ciertos que se intenta más aleve traición contra nosotros por los chapetones, esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija. En ninguna ocasión podemos dar mejores evidentes pruebas de nuestro amor por la Patria, sino en ésta. No estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas, gustosos en defensa de la libertad, convirtiendo toda la humanidad y rendimiento, que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor y acabemos de una vez con esta maldita raza”.
Ya el 10 de Febrero, los aprestos a lo que parecía inminente se acercaba, con los españoles atentos para el apronte, por la deserción de los milicianos, quienes abandonaban el cuartel de manera voluntaria y se preveía que en cualquier momento ocurriría el ataque.
Los hispanos se dirigieron a la casa de Endeiza, para protegerse de cualquier ataque, envalentonados por las armas que poseían. Ya en la noche, se escucharon sonidos de pututus, incluso se llegó a pensar que los indios estaban ingresando a la Villa.
En el cuartel, los criollos desconocieron la autoridad de Urrutia, además que nunca antes desde la llegada de los españoles se vio la unidad de criollos, mestizos y la plebe que trabajaba con ellos, en contra de la Corona española. Fue uno de los valores de la insurrección.
Un poco después de las 20:30 horas, los criollos se concentraban en el cuartel. Ya se escuchaban estribillos en contra de los españoles, uno de los instigadores era Sebastián Pagador. Urrutia al verse perdido en su autoridad decidió esa misma noche escapar a Cochabamba, mientras que otros españoles se abarrotaron en la casa de Endeiza y otros en templos de la Villa.
10 DE FEBRERO
Los sublevados llegaron a la Plaza Mayor, hoy 10 de Febrero y al no tener resistencia alguna de los chapetones, se dirigieron a la Plaza menor, donde estaba la casa de Endeiza.
Los españoles en principio hicieron disparos al aire, aunque después ya había como 30 criollos muertos; mientras que los aliados atacaron con lanzas y piedras que eran proveídas por las mujeres que traían el material desde los desmontes del Pie de Gallo.
Ante el río de sangre que ya había, se decidió quemar la casa de Endeiza, asimismo, se utilizó ají para atentar contra la vida de los chapetones, quienes en su intento de escapar por los tejados fueron muertos a pedradas. La pelea se alargó hasta la madrugada del 11 de febrero.
Desde la Iglesia La merced, los curas salieron en procesión para aplacar las movilizaciones, pero volvieron inmediatamente a su reducto, porque la pelea era voraz, los criollos lograron entrar a lo que quedaba de la casa de Endeiza donde había solo 11 españoles y tres esclavos, quienes fueron abatidos sin piedad.
La Villa estaba sin Gobierno, ante la huida de Urrutia y de los cabildantes elegidos el 1 de enero. Motivo por el cual, el pueblo con apoyo del párroco Menéndez se pidió a Jacinto Rodríguez asuma el poder como nuevo corregidor.
INVASIÓN
Ese mismo día, comenzaron a llegar indios de sectores cercanos a Oruro guiados por criollos, quienes eran bien recibidos por los habitantes de la Villa, sin embargo, con el paso de las horas sería contraproducente porque la actitud beligerante de los campesinos cambiaría el panorama de festejo, porque comenzaron a saquear las casas de los españoles. La situación comenzó a descontrolarse, el 13 de febrero ya había más nativos en la Villa, quienes so pretexto de buscar a españoles en las iglesias, comenzaron a saquearlas y profanarlas.
El comportamiento irracional de los nativos obligó a llamar a un cabildo extraordinario de las nuevas autoridades locales, quienes deciden pagar a la indiada para que se vaya de la Villa, aquel cometido parecía dar frutos, sin embargo, con la excusa de recoger sus cosas, los nativos volvieron a entrar a la urbe para continuar con el saqueo, pero ya no solo de los templos, esta vez de las casas de los mestizos y criollos, quienes también eran castigados y otros muertos.
El 15 de febrero, ante la posibilidad de saquear las Cajas Reales, cuyas riquezas estaban a la espera de la llegada de Túpac Amaru, es que se pide a Sebastián Pagador defenderla. Para evitar el robo del dinero y en un forcejeo, el protomártir rompió la cabeza de un nativo aspecto que desencadenó en la furia de ellos, quienes lo llevaron hasta el corregidor Rodríguez; a fin de salvar la vida de Pagador se decide enviarlo a la cárcel a la espera de instaurarle un proceso, cuando era trasladado, fue desollado vivo en el camino, ante la impotencia de los criollos, era la primera víctima de relevancia de la sublevación del 10 de Febrero.
TRAICIÓN
El 16 de febrero con la llegada de Juan de Dios Rodríguez con caciques de Poopó permitió expulsar a los indios de la Villa, y fue cuando los criollos y mestizos comenzaron a tomar venganza de lo sucedido, rompiendo la alianza que los mismos nativos traicionaron.
Ya en marzo, los nativos se reorganizaron y decidieron bloquear cualquier paso de alimento a la Villa con el fin de asfixiarlos con el hambre, sin embargo, los criollos se organizaron, pidieron absolver de castigo a los 18 españoles que salvaron su vida, de los cuales 15 apoyaron a los criollos y atacaron a los indios de San Pedro, logrando romper el cerco, luego lo hicieron con los nativos de Sora Sora, Poopó y Antequera, quebrados por la muerte de sus paisanos se retiraron a sus comunidades.
Solo quedaban los de Paria y Sillota, bloqueaban en el sector Norte, que se retirarían a la llegada de tropas realistas, quienes volvieron a tomar el poder de la Villa el 1 de noviembre de 1782, cuando Urrutia es designado por la Audiencia de Charcas como corregidor de Oruro.
Urrutia esperó el momento de la venganza, situación que llegó en marzo de 1783, cuando con ayuda de Sebastián de Segurola y de su ejército, capturó a los cabecillas del 10 de Febrero de 1781, a quienes se les despojó de todas sus riquezas y propiedades, fueron encarcelados, ahorcados y otros condenados a la cárcel de Buenos Aires, posteriormente conocida como la cárcel de Oruro, donde los protomártires murieron en medio del olvido y la pobreza condenados por la corona española.
El valor demostrado por los orureños, tuvo dos enemigos plenos, los primeros europeos y los segundos, los nativos que traicionaron el movimiento de la Villa en pos de lograr lo que parecía encaminado, la libertad ante el yugo español.
BIBLIOGRAFÍA
Sucesos de la Guerra de la Independencia del Año 1810, Marcos Beltrán Ávila 1969
Oruro en su Historia, Ángel Torres Sejas 1994
De la Conspiración de Manifiesto de Agravios, Javier Cárdenas Medina 2010
Panorama del Acontecer Heroico en Oruro, Alfonso Gamarra Durana 1998
Fuente: Periodista LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.