La misma persona con otro vestido

Hay un dicho popular, que por razones quizás no muy obvias no se puede repetir tal cual, sin embargo, la idea es la que se presenta en el epígrafe, lo que quiere decir que las personas, aunque se cambien la vestimenta en el fondo siguen siendo ellas mismas.

Este es el caso de la Estación de Autobuses, construida con capitales privados, prometía ser una obra de calidad, que ofrecería limpieza, orden, comodidad y calidad en la atención a los clientes, los buses debían ser nuevos, limpios y sobre todo salir en hora puntual con todos los pasajeros a bordo, sin detenerse hasta llegar a su destino.

Fue un sueño muy bonito que para nada se parece a la realidad que se vive ahora en la Estación, denominada como “nueva terminal”, y ahora que está más lejos, los precios de los pasajes son más elevados, eso para comenzar.

Pese a que los pasajes se venden en sus oficinas y se debe comprar de manera obligatoria el boleto de “uso terminal” para pasar al andén y subirse al bus que se supone partirá en hora puntual, siguen existiendo voceadores que se van a la calle a vender pasajes, facturas sin NIT y sin nombre, es decir, no válidas para crédito fiscal, a 10 bolivianos más baratos.

Los ómnibuses se agolpan en la puerta a la espera de su turno para salir, y aunque hay policías de tránsito en la puerta, estos no hacen nada para obligar a los chóferes a salir a hora en punto. Además, que una vez que salen de la estación se detienen al frente para seguir recibiendo pasajeros que obviamente ya no pagarán su “uso terminal”.

Los ómnibuses salen con media hora de retraso y obviamente luego tratarán de recuperar el tiempo perdido corriendo en la carretera, pasando a otros vehículos, aunque sea en zonas de nula visibilidad, poniendo en peligro a sus pasajeros, a otros conductores y por supuesto que arriesgan su propia vida.

Y hablando de buses, estos son bastante viejos, y además de liberar gases tóxicos al medio ambiente, pueden presentar fallas mecánicas en cualquier momento, constituyéndose también en un peligro para los mismos ocupantes del vehículo o para quienes se crucen en su camino.

Y finalmente, desde adentro, la Estación de Autobuses de Oruro se encuentra sucia y descuidada, los espacios destinados a tiendas o restaurantes se usan como depósitos o simplemente están vacíos, no son todos, pero sí una parte de ellos, las escaleras mecánicas no siempre están operativas, y los kioscos de golosinas poseen su mercadería incluso fuera del espacio destinado a la venta. Son las mismas falencias que se querían subsanar con esta nueva construcción, pero al parecer la fuerza de la costumbre es más contundente que cualquier sueño de mejorar, en el fondo sigue siendo la misma versión de la antigua Terminal, pero más grande.