Carnaval, ¿devoción o diversión?

Faltando al menos un mes de la fecha establecida para el Carnaval de Oruro, 2022, se confirmó su realización, bailarines, bandas, todos se preparan para celebrar la fiesta religiosa, pero también ya se va pensando en otros festejos que acompañan a la algarabía del domingo de Corso.

En primera instancia, se había autorizado la organización de la fiesta religiosa, a mediados de diciembre de 2021, pero se volvió a suspender después de la escalada de contagios de Covid-19 pasada la fiesta de Navidad. Pero en los últimos días de enero se volvió a reunir una comisión multisectorial y se acordó que el festejo del Carnaval impulsaría la recuperación económica de Oruro y del país, por lo que se autorizó nuevamente su realización.

Además, que los nuevos contagios aún superan los dos mil diarios, aunque en Oruro no llegan a la centena, sin embargo, existe un riesgo aunque se tomen todas las precauciones para un Carnaval saludable.

En todo caso, se debería contemplar toda medida de seguridad, en primer lugar, debemos estar conscientes que el aforo lo será igual que en otros años, tanto danzarines, músicos, como público, deben andar con su respectivo cubrebocas, alcohol para las manos y mantener en lo posible cierta distancia, evitar el excesivo consumo de bebidas espirituosas.

Además de todas esas medidas de seguridad, no debería permitirse la realización de fiestas y verbenas, solamente la Entrada del Sábado de Peregrinación y quizás el Domingo de Corso, por tratarse de una cuestión de fe y devoción, porque dar rienda suelta a la diversión puede traer consecuencias.

Lo más importante del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, es la fiesta religiosa, porque todo el despliegue de lujo, colores, brillos, plumas y lentejuelas, con la música preparada con anticipación, que se hace en un recorrido de unos cuatro kilómetros, termina en el Santuario de la Virgen del Socavón, y ella es la razón para tal esfuerzo.

Lo demás viene por añadidura, es decir, se puede prescindir de fiestas, verbenas y otras actividades que signifiquen aglomeración innecesaria de personas, y no tienen relación directa con la fiesta religiosa, porque se puede poner en riesgo a la población, y dar lugar a una nueva ola de contagios, que sature las unidades de emergencia y de terapia intensiva de los hospitales.

Al final, ¿qué es más importante, la fe y la salud o la diversión momentánea? Si es la fe, inclusive se puede hacer una transmisión por las redes sociales como se hizo el año pasado, para que los devotos escriban sus intenciones en los comentarios, sin necesidad de poner en peligro la salud de la población. Pero ya que se decidió festejar el Carnaval, debería abocarse sólo a la peregrinación.