LA MINERÍA ES LA QUE MÁS EXPORTA PERO LA QUE MENOS IMPUESTOS PAGA

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Un interesante trabajo de investigación en materia tributaria, establece que la minería es el sector que lidera los volúmenes de exportación, el caso de varios concentrados mineros y un metálico fundido, sin embargo por la estadística expuesta en el análisis del caso, es el rubro que deja un mínimo porcentaje de contribución impositiva (impuestos).

Un interesante análisis sobre materia impositiva minera, publicado en el matutino cruceño El Deber y cuyo autor es el periodista Ernesto Estremadoiro Flores, refiere que “durante la gestión 2021 las exportaciones de este sector (minería) superaron los 5.000 millones de dólares, pero su aporte a la recaudación realizada por el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN) llegó a solo 144,1 millones de dólares”.

Sobre la materia impositiva minera y más allá de resultados favorables en las ventas externas, algunos analistas conocedores del rubro cuestionaron el aporte real que hace el sector al Erario Nacional, según el comentario que hace el autor, añadiendo que, un último informe del Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), detalla que la “recaudación impositiva por la actividad minera llegó a los $us 144,1 millones (1.003 millones de Bs), cifra que representa tan sólo un 2,7% de las ventas externas realizadas por el sector.

Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), durante el periodo 2014 al 2020, las exportaciones bolivianas de minerales sumaron más de 25 mil millones de dólares por la venta de 11 millones de toneladas de mineral; en dicho periodo se habría registrado el pico más alto en el año 2019, cuando alcanzaron 4.257millones de $us.

El detalle añade que a noviembre del 2021, el valor de las exportaciones de minerales se duplicó con respecto a igual periodo del 2020 y sobrepasó los 5.000 millones d dólares, cifra que supera el máximo histórico registrado en la gestión del 2019. El volumen alcanzó los 1,5 millones de toneladas, generando un incremento del 41%.

Como se observa en el análisis, la producción minera y su rendimiento anotan cifras importantes, tanto en lo que se produce como en lo que se exporta, logrando una recaudación que “recupera” directamente el Estado, sin descuentos porcentuales de orden tributario, que en los hechos, de aplicarse significaría una interesante contribución a los Tesoros distritales y su destino estaría consignado como soporte para financiamiento de obras de desarrollo estrictamente comunitario.

El aporte de la minería posiblemente sirve a esos fines, pero de acuerdo a decisiones de instancias administrativas que no son precisamente las que aguarda la colectividad, pensando en que las utilidades que aporta el buen uso de nuestros recursos naturales deben ser transformados en obras de servicio comunitario, respetando un porcentaje de mantenimiento del capital principal de operaciones. Se trata de un complejo proceso que tal parece no alcanza el objetivo de beneficio colectivo que es el anhelo generalizado.

La minería constituye el principal rubro productivo nacional, por lo mismo su contribución económica debe ser canalizada hacia los principales proyectos del desarrollo nacional, respetando condiciones que otorgan ciertas preferencias para los distritos productores de materia prima minera, como sucede en otra instancia nacional, con un aporte especial para impulsar de manera constante la ejecución de proyectos que mejoran las condiciones de salud y “buen vivir” en ciudades del oriente, con el buen uso de utilidades y regalías petroleras.

El buen uso de los recursos económicos generados por la actividad minera, posiblemente se logre a través de medidas específicas, que fuera de las generales contenidas en la Ley Minera, deben ser apropiadas para rescatar el derecho de distritos productivos al beneficio de utilizar tales fondos en planes diseñados para servicio del bien común, coordinando sus efectos en coincidencia con los proyectos del municipio o la Gobernación distrital.

En la actualidad por lo que se sabe, los fondos de utilidades mineras, son manejados desde la administración central del Estado y se disponen para fines de gastos generales, sin satisfacer la expectativa ciudadana que espera objetivamente un adecuado uso de los fondos que se obtienen, tras un largo proceso desde la extracción de minerales, su procesamiento, la comercialización del producto, la obtención de utilidades y la etapa especial que debería consignar tales fondos en los presupuestos departamentales de manera directa y completa.

Una idea planteada por instancias cívicas debería prosperar para reglamentar el uso justo y apropiado de las regalías mineras, como corresponde al caso.

Medios. Agencias.