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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Sobre el analfabetismo funcional - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Seguramente como nosotros, han escuchado afirmar que algunas personas somos analfabetos funcionales, pero nos hemos interrogado a ¿qué obedece esta afirmación?, si pareciera que todos los gobiernos de diferentes países se han preocupado y siguen preocupándose de erradicar el analfabetismo, entendido según el diccionario de la R.A.E. como:
1. adj. Que no sabe leer ni escribir. U.t.c. 2. adj. Ignorante, sin cultura, o profano en alguna disciplina.
Y, analfabeto funcional: Se considera aquella situación en el que las personas han aprendido a leer y a escribir, sin embargo, no tienen los elementos y recursos para desenvolverse con suficiencia y amplitud en entornos que requieren ciertas habilidades y competencias en lectoescritura y en aspectos matemáticos.
Es evidente que se han vertido varios conceptos sobre solo aprender a leer y escribir, por ejemplo, Paulo Freire decía que una persona podía no saber leer y escribir, pero entendía e interactúa con su contexto, por lo tanto, no se puede considera a esta persona como ignorante, pues estaba ligada su cultura.
En 1978, la UNESCO definió al analfabeto funcional “…como la persona incapaz de emprender actividades en las que la alfabetización es necesaria para desempeñarse con soltura en su entorno y su cultura, donde además es necesario continuar valiéndose de la lectura, la escritura y la aritmética para su propio desarrollo y el de la comunidad”
Podríamos mencionar varias apreciaciones sobre “analfabetismo funcional”, sin embargo, si realmente desciframos el sentido de la lectura y la escritura, arribaremos a la conclusión de que podemos habernos apropiado del código, de la lengua, pues esta última no es sinónimo de lenguaje, sin embargo nuestras simbolizaciones de la realidad, de nuestro contexto, de nuestras existencias, de nuestras personas, pareciera que no hubiéramos aprendido a leer, a escribir, puesto que ella es también la simbolización, la representación que realizamos de todo con lo que tomamos contacto, es decir con las personas, con la naturaleza, con la vida, etc.
“Todo surge a partir de la necesidad de la erradicación del analfabetismo en el discurso, pues el no ser analfabeto se entiende por tener poder y conocimiento ya que estos elementos se articulan, pero también es el medio en el que se crea la verdad y la realidad; sin embargo, la alfabetización está asociada a los requerimientos del aspecto económico, ideológico y de desarrollo social; a partir de esto se genera el termino analfabetismo funcional” (Cita que leímos en un texto)
En 1990, Daniel Wagner realiza una primera definición de educación funcional y se refiere a “la capacidad para emprender de modo efectivo todas las actividades en que se haya adoptado la alfabetización con normalidad a su cultura o grupo”
Si nos apegamos a estas últimas apreciaciones, tendríamos entonces que interpretar que un analfabeto funcional es aquella persona que no es parte de todo lo que sucede en diferentes aspectos que tienen relación con su vida personal, social, así como con su participación en diferentes aspectos del sistema.
Existen diversas definiciones para el término analfabetismo funcional, también desde diferentes ángulos como el económico, social, político, etc. Si bien no existe un concepto concreto y absoluto, hay una relación que se remite al aspecto social, cultural y para la transformación, agregaríamos para la inserción, pero como parte de una masa, sino con individualidad y posición propia.
Por lo tanto, un analfabeto funcional es aquel que: (Cecilia Téllez Martínez, México)
o No utilizan su capacidad de leer y escribir.
o La lectoescritura no les es de utilidad en su vida diaria.
o Se le da más valor a las tradiciones orales.
o La educación no formal es de mala calidad.
Habría que agregar en el presente, el uso de la tecnología.
Y, en contraposición un alfabeto:
o Responde a las exigencias de la vida.
o Comprende y resuelve los problemas reales de la existencia.
o Está preparado para ejercer una función social, cívica y económica.
o Actúa con desenvoltura en la sociedad actual.
o Propicia cambios al desarrollo de los individuos, grupos y países.
o Actúa críticamente.
Tambien se puede añadir, tiene capacidad de comunicación.
¿Cómo contextualizamos estas apreciaciones en nuestro medio?
Sin embargo, previamente debemos tener presente el real sentido de saber leer y escribir, pues como decíamos líneas precedentes, no es solo decodificar y codificar.
Para comprender les invitamos a visualizar nuestras actitudes y comportamientos, por ejemplo frente a la situación política que envuelva a nuestro país, así como nuestras actitudes frente a la pandemia, COVID- 19.
Podemos concluir que ¿la mayoría de nuestra población es analfabeta funcional? La respuesta es suya, pues recordemos a Facundo Manes, quien afirma: ya no todo depende del cristal con que se mira, sino del cerebro que procesa la información. Habrá diversas posturas, esa es la divergencia, sin embargo, también habrá coincidencias, esa es la convergencia.
Alfabetizarse, siguiendo a Cecilia Téllez Martínez, significa “disponer de una auténtica herramienta social para la comunicación humana; finalmente el analfabeto funcional sería aquella persona que ante una información o conocimiento en codificación alfabética es incapaz de poner en práctica acciones consecuentes y, en este sentido, diremos que no posee la habilidad de procesar dicha información de una forma esperada por la sociedad a la que pertenece” Tal vez por eso es de fácil manipulación.
Por ejemplo, ¿cuál es nuestra respuesta frente a comunicados, reglamentos, solicitudes etc., sobre el cuidado de nuestra salud en este momento? ¿Estamos respondiendo a sus contenidos, a sus instrucciones, a sus apelaciones? Mencionamos el momento que estamos viviendo, para comprender si realmente estamos demostrando que somos alfabetizados tomando en cuenta todas las argumentaciones que bordean a este término.
Frente a este breve panorama que nos atrevemos a describir, surgen varias interrogantes sobre las causas que originan nuestros comportamientos con relación a todo lo que nos rodea, no como personas individuales, simplemente, sino como seres que formamos parte de un grupo, de una sociedad, de un país para crecer en nuestra dimensión humana y siempre en relación con el otro, con la naturaleza, con nuestro medio ambiente, como afirmamos.
¿Por qué tenemos dificultades en apropiarnos de la escritura y lectura?
Podemos afirmar ¿que estas dificultades en nuestra vida escolar, derivan luego en el analfabetismo funcional?
¿Estamos utilizando las estrategias didácticas apropiadas para lograr lectores y escritores potenciales que reflejen a través de estas dos habilidades todo su potencial como seres humanos, como seres creativos, competentes para insertarse a la vida social cultural y económica, no como simples espectadores, sino también como actores?
Si deseamos erradicar este analfabetismo funcional habrá que revisar nuestras estrategias para la enseñanza y el aprendizaje de la lectura, escritura, básicamente, pues evocamos en nuestra memoria, una pregunta que formulaba un ingeniero a un profesor, ocasionalmente un día de una feria del libro:
Profesor, si a usted uno de sus estudiantes le pregunta, ¿qué es más importante, el lenguaje o la matemática, qué respondería?
El Profesor después de unos minutos de silencio responde: la matemática, a lo que el ingeniero, le dice:
Está usted equivocado, primero es el lenguaje.
Empero, la matemática también es un lenguaje ya que los simbolismos que utiliza son representaciones de algo, de realidades, ella no está ausente de nuestra vida diaria.
La enseñanza del lenguaje dentro del sistema escolar debe tener un fin en sí mismo, ya que si lo que se lee, escribe, escucha o habla no tiene sentido deriva en la desmotivación de los estudiantes, pues no encuentran una relación entre lo que aprenden y lo que sucede a su alrededor con respecto a la comunicación, a la interacción, ya que es el fin del aprendizaje de aquel.
Aprender a leer y escribir significa adquirir un control y posesión sobre nuestro propio lenguaje, sobre las actividades de lectura, escritura, escuchar y comprender, así como saber pensar a través del mismo, nos permite, además, acceder al conocimiento personal y desarrollo no solo de nuestras capacidades cognitivas, sino también emocionales. Tener competencia comunicativa, que implica los saberes que hemos señalado.
Por lo tanto, dentro del sistema escolar, desde nivel inicial al superior el papel del docente es fundamental, por lo cual debe incorporar estrategias y medios motivantes para darle el valor real en la vida ciudadana, pues nos realizamos solo en relación con el otro, eso es comunicación.
Qué importante es dejar en lo escrito nuestro pensamiento para conocimiento de los demás, pues el texto refleja nuestra calidad de personas y de profesionales, el cómo miramos a los demás, a lo que nos rodea, pero también al cómo contribuimos a los cambios y transformaciones para el bienestar de todos.
En esta línea, la lectura comprensiva, no solamente evoca sonidos, sino imágenes mentales, así como a descubrir y comprender a quién escribió, a descubrir sus motivaciones y el contexto al que responde.
Para finalizar, citamos a Vygotski quien afirma que “el lenguaje abre realidades, aquello que se nombra comienza a existir como referencia sistemática para dos o más personas. A través de la lectura se amplía mucho el vocabulario y con ello se transforma el mundo individual y colectivo”
Continuando con Vygotsky (2010), el lenguaje es un producto de la mente en tanto proceso de abstracción que parten de la operación racional, la imaginación, la creación, la comparación, la síntesis, entre otros más, se construyen con base al lenguaje” Por eso se afirma: “No hay vida sin lenguaje”
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