Minería aporta buenas regalías pese a limitaciones operativas

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Por los datos que se conocen, desde la creación de la Corporación Minera de Bolivia, Comibol, mediante Decreto Supremo 319 del 12 de octubre de 1952, la nueva empresa asumió la administración de la industria minera fiscal boliviana para la “exploración, prospección, explotación, beneficio y comercialización de los importantes yacimientos minerales del subsuelo patrio” debiendo elaborarse un plan general, racional y técnicamente aprobado para su desarrollo en las minas a su cargo manteniendo para el Estado el 51% de las acciones que fueran emitidas, para la creación de sociedades o para el control de sus propias empresas.

Unidades de negocios

Según el informe de la Oficina Técnica para el Fortalecimiento de la Empresa Pública (OFEP), dependiente del ministerio de la presidencia, resulta que las empresas consignadas como parte de la actual estructura de la estatal, Comibol, no están constituidas como empresas independientes, pues las mismas son parte de Comibol como “unidades de negocios”, excepto la metalúrgica de Vinto que tiene administración separada.

Según el diagnóstico realizado de la Comibol y “sus empresas”, se determina que, como hecho principal que la Comibol no tiene una estructura de corporación, ni el estatus de filiales para las empresas, ya que el documento de su funcionalidad, no define lineamientos corporativos para tales empresas, a lo que se suma, un sistema contable muy antiguo (Anita), inadecuado para el control económico corporativo.

En el informe de la OFEP que fue conocido recién meses atrás, aunque fue elaborado el 2019 en la gestión de Evo Morales, se reconoce que en el pasado, los conflictos poselectorales de ese tiempo y luego los problemas económicos del país tras la transición política, se complicaron con la pandemia que se sumó a los otros males para complicar con restricciones laborales la producción de los centros mineros no sólo de la Comibol, también la producción de la metalurgia y encima limitó la producción minera privada.

Falla estructural

El informe que se conoce sobre la Comibol, destapa las falencias de orden legal que deben ser corregidas para establecer su condición “corporativa” y reconocer como filiales a las empresas que ahora funcionan sin respaldo que las reconozca para fines legales en sus transacciones comerciales, debido a que hasta el presente concentra en un solo sistema la información financiera de todas las empresas, incluyendo un supuesto sistema central que no permite identificar resultados separados para calificar rendimiento y cumplimiento de metas “individuales” de cada una. Las empresas de la Comibol tienen una contabilidad agregada, lo que no permite una lectura de la situación real de las mismas, para fines de comercio exterior y para su propio control.

Otros problemas en la estructura de Comibol, constituyen la carencia de un control específico del movimiento de cada empresa, independiente según un modelo complejo que utiliza un mismo NIT, pero no se engloba en un método unificado de control para fines de información, control y auditorías. Otro problema recurrente se relaciona con la propiedad de inmuebles que tienen algunas empresas, sin registro de propiedad en Derechos Reales, pese a más de 20 años de persistir la falencia.

El diagnóstico afirma que “la Comibol no tiene una estructura de corporación, ni el estatus de filiales para las empresas. Tampoco define lineamientos corporativos para “sus” empresas, por tanto su funcionamiento tras años es irregular y debería formalizarse para fines de su propio crecimiento, sus relaciones externas de negocios y una seguridad plena para encarar el desarrollo de la minería, bajo condiciones de absoluta legalidad.

Ejecutivos del tiempo presente, deben formalizar la vigencia de una empresa del tiempo pasado que está funcionando al amparo de condiciones políticas que no son precisamente las más apropiadas y convertirla en una moderna empresa minera productiva, técnicamente operativa y adecuadamente administrada.

Fuente: Medios. Arch.