La minería irregular afectada por lluvias

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Las actuales condiciones climatológicas reinantes en el país conspiran contra un sector de la minería del presente, improvisada en márgenes de algunos ríos u otras operaciones en minas de alto rendimiento pero a “cielo abierto”, que confrontan problemas en sus operaciones y el mantenimiento de sus zonas de explotación, debido a la temporada lluviosa y sus efectos depredadores para sectores productivos sin cobertura apropiada para contingencias naturales, como una época lluviosa de prolongada duración.

Lo que se busca actualmente es desarrollar empresas técnicamente eficientes y altamente rendidoras, condiciones que precisamente en ésta temporada son las menos propicias, pero las más anheladas entre los profesionales y los trabajadores de la materia, tomando en cuenta que una vez más, se presentan condiciones favorables en la demanda de minerales y en el precio internacional vigente para este comercio.

En el caso de actividades en centros mineros con ingreso a socavones, algunas faenas también se alteran por las persistentes lluvias y el daño que estas causan en tramos camineros y en campamentos mineros, de estos últimos varios que por su ubicación en terrenos próximos a sitios de explotación, no tomaron previsiones para enfrentar las situaciones de riesgo y perjuicio que causan las intensas lluvias que “barrieron” campamentos mineros, causando víctimas entre familiares de mineros y daños a su propiedad privada, embestida por la fuerza de ríos desbordados y fuera de todo control.

La emergencia propia de un periodo especial, lamentablemente no permitió consignar previsiones, menos evitar ciertos perjuicios en zonas de operación minera en las que se trabaja al aire libre y sin cubiertas que eviten corrientes de ríos o acumulación de agua en “parajes” de explotación minera dónde actualmente se han confirmado serios problemas y perjuicios inevitables con daños a la economía de productores y trabajadores.

Está visto que existen sectores “improvisados” para la actividad minera en el sector chico y mediano, el que confronta problemas, justamente por su precariedad y falta de asesoramiento técnico, lo que hace de este sector una comunidad minera improvisada, de dudoso rendimiento, pero ocupando sectores mineralizados, que podrían ser efectivamente rendidores si se dispone de un plan que preserve los yacimientos, reconociendo la tutela de mineros chicos y facilitándoles condiciones favorables para una racional explotación de las minas “desahuciadas” por emprendedores capitalistas en tránsito de la minería chica a la mediana, un fenómeno evidente que es parte del proceso de la “minería improvisada” que es real, existe y produce, aunque su comercio se mimetiza entre los medianos y mineros chicos. Ésta minería está sufriendo también el castigo de la época lluviosa en nuestro medio.