Dos bebés que sufren desnutrición severa y un joven que padece insuficiencia renal crónica, grave y terminal, necesitan la ayuda económica de la comunidad para subsanar los problemas de salud que tienen. Los tres están internados en el Hospital General “San Juan de Dios”
Según el personal médico de la sala de Desnutrición y Gastroenterología, tienen internados a dos bebés, el primero Vladimir de ocho meses, quien permanece en el nosocomio desde hace 18 días. Estaba en malas condiciones de salud, sus pies eran hipotróficos, tenía pérdida de masa muscular.
No respondía a estímulos externos, tenía deposiciones líquidas en abundante cantidad y diez por día aproximadamente, presentaba vómitos. Al ser internado se le puso sueros para hidratarlo y después de dos días se procedió con la alimentación.
De acuerdo a los antecedentes, la madre, de 16 años, abandonó al menor en la casa de sus tías políticas, quienes al ver que se encontraba enfermo, lo llevaron al hospital. Día por medio visitaban a su sobrino y le daban lo necesario, al margen de la ayuda que le dio el personal de salud. Hace tres días que ninguno de sus parientes visitó al menor, quien requiere con urgencia pañales, ropa y leche deslactosada.
BEBA
La niña, Damaris, tiene dos meses de nacida y está internada un día en el Hospital General, llegó de Corque con desnutrición severa. Sus padres no quisieron llevarla para su atención médica, por lo que fueron conminados con una orden judicial para que sea trasladada a esta capital. Su familia es de escasos recursos. A diferencia del primer bebé su estado es mucho mejor. Requiere con urgencia leche maternizada, pañales y ropa.
JOVEN
Joel de 21 años, está postrado en una de las camas de Medicina Varones. Sufre de una insuficiencia renal crónica, grave y terminal. LA PATRIA estuvo con él, comentó que no quiere curarse ya que de por vida necesita hemodiálisis y como su familia no tiene recursos prefiere seguir su destino en esas condiciones.
Sin embargo, después de una charla con periodistas cambió de opinión y decidió efectuar el tratamiento para su mejoramiento, pero como en los casos anteriores, necesita la colaboración de la comunidad.
Joel no terminó el colegio, cursaba el segundo medio en el colegio Juan Misael Saracho. El problema que le afecta se inició cuando tenía diez años, pero, nunca se hizo tratar a tiempo para prevenirlo.
Su padre lo acompaña, impotente de encontrar una salida a su problema. Él tiene trabajos eventuales que le sirven para mantener a su familia de siete personas. Pidió la ayuda de la sociedad orureña, porque necesita con urgencia la hemodiálisis.
Mientras que el nefrólogo que lo atiende, Carlos Cáceres, dijo que se le practicó de emergencia una hemodiálisis peritonial y se le colaboró de acuerdo a las posibilidades de la Unidad de Hemodiálisis.
“Estamos a la espera de que cancele un catéter, una serología y algunos insumos que son necesarios para iniciar una diálisis, que tiene un costo al inicio de 1.500 bolivianos. El catéter cuesta entre 500 a 600 bolivianos”, indicó.
El tratamiento que debe hacer es de por vida, aunque el trasplante de riñón curaría a Joel de la enfermedad que padece.
Fuente: La Patria
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