Estamos bajando la guardia

No sería extraño que nos llegue la cuarta ola de contagios y el pico se registre en enero o febrero, y aun así muchos no se resignan a postergar o suspender actividades como el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, fiestas de graduación, reuniones navideñas y de Año Nuevo.

No sólo son las fiestas y otras actividades que aglutinan a una gran cantidad de personas, sino que se ve que se ha bajado la guardia ante la presencia del coronavirus, lo que se puede observar, cuando se va por la calle o lugares concurridos como los mercados, es que la mayoría de la gente usa mal los barbijos o simplemente prescinde de ellos.

Por otra parte, se suspendió el Primer Convite rumbo al Carnaval, pero días después se decidió postergarlo solamente, por unas semanas, y se anunció su realización el domingo 19 de diciembre, pero no termina ahí, sino que los dirigentes folklóricos señalaron que si se realiza el Convite se debe garantizar la celebración del Carnaval.

Un problema es que la gente, ante la vacunación tuvo algunas reacciones como el no querer vacunarse, es más, surgió una corriente antivacunas que trataba de convencer a la gente de lo contrario. También pasa que luego de vacunarse las personas bajan la guardia, sin embargo, hay que recordar que si bien la vacuna protege, no inmunizar al 100 por ciento, al menos eso dicen las autoridades de salud. Lo que hará el fármaco inoculado en las personas será evitar que el cuadro del enfermo se agrave, llegando éste a terapia intensiva y muchos hasta la muerte. Pero quienes se vacunaron si se enferman no tendrán desenlaces fatales.

Los ciudadanos, no obstante, no sólo quizás se confiaron en la vacuna y descuidan las otras normas de bioseguridad aconsejadas por las organizaciones de la salud, como son el uso del barbijo, lavarse y desinfectarse de manera frecuente, conservar cierta distancia entre personas, en especial en lugares concurridos, en las filas para entrar a las instituciones se juntan como si no pasara nada.

Pese al millonario gasto en publicidad en medios de comunicación, que advierte que las personas deben vacunarse y seguir las normas de bioseguridad, muchas personas han dejado de hacerlo, o usan los barbijos debajo de la boca o simplemente no tienen. Y en cuanto a las vacunas, los partidarios de no dejarse inocular cambian de opinión cuando les toca vivir la dura enfermedad o la padecen sus seres queridos, y peor, no entienden la magnitud de la pandemia hasta que pierden a un ser querido.

Sin embargo, no hay que cansarse de advertir a las personas que no deben bajar la guardia y, que deben seguir los protocolos de bioseguridad para evitar contagios y una mayor propagación de la enfermedad, que deben cuidarse no sólo por su bienestar sino por el de toda la humanidad, mientras más lo hagan más pronto acabará esta pandemia.