¿Quién paga todo?

Gabriela Zapata salió en libertad condicional, por buena conducta; supuestamente ella estudió a distancia y eso le hizo acreedora a un premio, la libertad, y justo se dio como cherry de la torta que significó la llegada de la marcha masista a La Paz, en apoyo a la actual gestión de Gobierno, presuntamente agraviada por un paro multisectorial que hizo retroceder al Presidente Luis Arce en la promulgación de la ley 1386.

En este caso, la pregunta que queda en el aire es ¿quién pagará el daño económico ocasionado al país por esta persona?, ¿lo hará ella o se encargará de todo el Gobierno?, recordemos que ella además de ser la novia del expresidente Evo Morales, era una militante del partido que gobierna Bolivia. Lo mismo ocurrió con Nemesia Achacollo, aunque cumple detención domiciliaria no devolvió ni medio centavo del dinero que desapareció en su gestión como dirigente del Fondo Nacional Indígena, Fondioc.

Otra deuda de la que no se habla y por la que está presa la denunciante es el desfalco en el Banco Unión, y aunque el autor del hecho sí está detenido, una jueza negó la cesación de la detención a la mujer que denunció el fraude, y tampoco se devolvió ese dinero.

La justicia está presta para detener a opositores al Gobierno y a las entidades que lo apoyan, pero no actúa con la misma celeridad en los casos de sus partidarios que cometen delitos abiertamente y si bien fueron detenidos por ellos, también dejan el encierro prontamente y sin pagar un centavo de lo apropiado de manera ilegal.

¿Qué sucede con la justicia? Sólo actúa cuando el Gobierno se siente amenazado, porque en cualquier gestión pasada también se dieron paros, protestas y bloqueos de calles y de caminos, pero no se detuvo a los dirigentes y en caso de haberlo hecho salieron pronto ayudados por la prensa y organismos de derechos humanos que los defendieron, como en el caso de Evo Morales, cuando era dirigente cocalero.

Pero el problema más grande no sólo es que a quienes cometieron los ilícitos no se les cobra lo que se llevaron, sino que ante la falta de circulante, lo mejor que se les ocurre a las autoridades es subir los impuestos a los contribuyentes, crear nuevos tributos a sectores que consideran adinerados, como influencers, youtubers o tiktokers, pero a los cocaleros, que están bien identificados y ganan bien con la venta de su producto no se les cobra un centavo, al igual que a los comerciantes informales, que en muchos casos mueven grandes capitales.

Esa forma de proceder está haciendo que los pobres sean más pobres, las clases medias se vayan empobreciendo o endeudando cada vez más, y que quienes se aferran al poder político apoyando al oficialismo se enriquezcan, y no siempre de maneras lícitas y legítimas, sino de forma fraudulenta y delictiva, pero a ellos no se les hace devolver ni un centavo, entonces ¿quién paga todo?, ¿el Gobierno, la ciudadanía, los contribuyentes, quién?