El precio de la carne

Como se dice popularmente, “no salimos de una para entrar en otra”, de manera reciente se solucionó el problema del paro multisectorial, que pedía la abrogación de la Ley 1386, comenzó la pugna por eliminar la 1407, porque aparentemente afecta a la autonomía de las universidades públicas, cuando aún no se terminó de solucionar esa cuestión ahora los vendedores de carne quieren subirle el precio a este producto de primera necesidad.

Los vendedores de carne aseguran que los ganaderos le subieron el precio a dicho producto, pero estos señalan que no es cierto y afirman que no le subieron ni un centavo pese a que las condiciones de producción no fueron las mejores debido a la sequía en diferentes regiones.

Para el Gobierno y los ganaderos no hay razón para subir el precio de la carne, tampoco para las protestas, pero los vendedores del producto anunciaron y ratificaron una marcha simultánea en las 9 ciudades capitales de departamento, para protestar que no se les permita el incremento en el precio de este alimento.

El problema de subir, uno, dos o hasta tres bolivianos al precio de la carne es que al tratarse de un producto de primera necesidad y que forma parte de la canasta familiar, se corre el riesgo de que otros productos también sufran una modificación en sus precios ya que el presupuesto familiar se ve afectado de cierta manera.

Pese a la pulseta entre el Gobierno, los ganaderos y los vendedores de carne, por el precio del producto, en algunas ciudades del eje el incremento ya se hizo efectivo, la pregunta es cómo hará el Gobierno para bajar esos precios, mientras que la población pide al mismo que regule los precios de la canasta familiar.

Como en cualquier conflicto, es necesario que se instale una mesa de diálogo para llegar a acuerdos favorables a todos, es decir, a los productores, a los mayoristas, a los minoristas y por supuesto al pueblo que es normalmente el que sufre las consecuencias de los aumentos de precio y de las protestas, más aún en esta época de pandemia, cuando todos están luchando por estabilizar su economía.

Es cierto que tanto los productores como los comercializadores deben llevar el sustento a sus familias, pero no se puede subir el precio a los productos de manera unilateral y afectar al bolsillo del pueblo, menos de los más necesitados, puesto que si no se consume mucha carne en las familias bolivianas no es porque así lo quieran sino que el precio de la carne es el más elevado entre los productos alimenticios, ya que las verduras legumbres, granos y frutas son más baratos, y la proteína que proporciona la carne es esencial para conservar una buena salud.