Lunes 23 de abril de 2012

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Las personas muchas veces justificamos nuestras mentiras como mentiras inocentes, “mentiras piadosas”, pero al final resultan siendo mentiras que nos pueden dañar, cabe mencionar que “la mentira brilla, mientras la verdad no llega”. La mentira siempre ha tenido el comportamiento dinámico relativo hoy en día en la sociedad.
A veces justificamos una llegada tarde, nos inventamos alguna cita o compromiso contraído con anterioridad para no asistir a algún lugar o reunión que no es de nuestro agrado, o simplemente para evitar conversación con una determinada persona o personas.
Ahora hablo de la mentira más compleja de las personas que poseen como una enfermedad, de las personas que mienten sin medir las consecuencias de lo que inventan de una manera tan convincente, que hasta ellos mismos pueden llegar a creer lo que dicen, a esas personas se las puede clasificar como “mitómanos”, ellos cambian la realidad fidedigna por una falsa más grande.
Este fenómeno del mitómano podría cambiar inclusive su propia personalidad, muchas veces disfrazan su humildad y pobreza con mentiras de toda índole. Lo que busca una persona mitómana es siempre obtener algún provecho con un truco con una finalidad satisfactoria.