Domingo 21 de noviembre de 2021

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Al inicio y durante el ejercicio de todo gobierno, el propósito de fortalecer los sistemas de salud y educación han sido prédica, propósito y vocación de quienes asumieron los mandos del poder, pero, todo quedó en simples intenciones y solamente han tenido prioridad en los presupuestos los Ministerios de Gobierno y Defensa.
En el sentir de la población quedó siempre la sensación de que cada gobierno se sintió débil y “precisaba reforzar sus defensas” con esos ministerios que imponían la fuerza. Por otra parte, se ha vivido la sensación de “estar bien lo referido a salud y educación” que, en realidad, es la parte débil del país, la más vulnerable y más descuidada. Hay que reconocer que la debilidad de los regímenes de gobierno, adolecieron de ser débiles para entender que la fortaleza, fuerza y poder del país radica en dar a los sistemas de salud y educación apoyo, altos presupuestos, riquezas institucionales de toda clase y seguridad y confianza de que en ellos radica el presente y futuro de la nación. Entretanto, por la desidia y dejadez, dos fundamentos de la nación quedan debilitados y reforzados e invulnerables los llamados “sostenes” que, según las experiencias, pasaron de ser rocas fuertes a castillos de naipes.